La Teja

LA NICA REVIVE ACÉSAR

CRISTINA BRUNO SIGUE LAS HUELLAS DE SU ESPOSO

- SILVIA NÚÑEZ silvia.nunez@lateja.cr

Si hay una obra de teatro que nos recuerda al actor César Meléndez es sin duda “El Nica”.

Y es por es razón, y como un homenaje a su memoria, que su esposa Cristina Bruno decidió revivir la obra pero desde el punto de vista de una mujer inmigrante.

Tomar la decisión fue difícil, pero hace unos días Cristina presentó la primera función de “La Nica” ante un público muy especial. Su deseo es llevar esta propuesta a muchas comunidade­s del país para que el recuerdo de César siga entre nosotros.

– ¿Por qué un año y medio después de la muerte de César decide revivir su obra?

– Cuando César falleciómu­cha gente me empezó a llamar para ver qué iba hacer con ‘El Nica’, si la iba a editar en un texto (libro), si iba a sacar el DVD, proyectos que César tenía. Yo decía ‘sí, lo voy a hacer’ y estoy en ese proceso del texto y del DVD, pero después hubo actores que me empezaron a decir ‘¿me podés dar El Nica y así lo montamos?, yo lo hago’. Y por una cuestión emocional les dije que no. Yo me dije ‘el único que podría hacerlo es César, que ya no está, entonces El Nica se guarda en un cajón hasta que Dios quiera’. –¿Qué la hizo cambiar de opinión?

– Yo no sé si César me susurró al oído o me lo dijo en sueños o qué. Un día me levanté y dije: ‘¿por qué no puedo hacerlo yo, pero enfocado en el género femenino?’. Ese día agarré el texto y el procesomel­levó siete meses desde que lo pensé y dije: ‘lo voy a agarrar a ver si lo logro’. Emocionalm­ente fue una lucha interna muy fuerte, por eso me llevó unos siete meses.

Un día lo agarraba (el libreto), le hacía alguna corrección, le modificaba algún texto desde la óptica de la mujer, luego lo guardaba y a los días volvía a sacarlo, cuando ya me sentía mejor, y ahí iba, hasta que lo terminé.

–¿Había conversado con César sobre seguir usted con la obra?

– Sí, cuando estuvimos en el proceso de hospitaliz­ación y ya sabíamos que César se iba, él me empezó a decir que no aban- donara nada del Teatro La Polea, que era el proyecto que teníamos juntos. Me decía: ‘que no se muera La Polea’, ‘quiero que María Paz conozca la trayectori­a que tuvimos juntos’, ‘que conozca el trabajo en las comunidade­s’y todo ese sueño que logramos construir durante 18 años.

En su lecho de muerte me dijo que, por favor, no lo descuidara (el teatro), que no quería que se muriera con él.

–¿Cómo fue ese momento en el que tomó la decisión de estrenarla?

– Tengo una amiga, que era muy amiga de César y mía, que trabaja en el Hotel Marriot. Se llama Xenia Parra y un día le conté lo que estaba haciendo y me dijo que si necesitaba un lugar donde estrenarla contara con el hotel. Como al mes me llamó, tenía un espacio para elmartes 19 de junio; el domingo 17 César cumplía un año y seis meses de fallecido, y le dije: ‘listo, vamos’.

Fue una función muy íntima (60 personas), la hice con amigos, familiares y con gente muy cercana porque para mí era como una prueba de fuego.

El día de la función yo estaba con las emociones a flor de piel, pero fue una función preciosa. Me sentí muy bien, muy empoderada, pensé que iba a desarmarme al final, pero no. Logré el objetivo y sé que él (César) me ayudó mucho desde arriba.

Antes de que empiece la función hay un video y le hacemos un homenaje a él porque yo no quiero que la gente olvide todo lo que hizo. –¿Ese día del estreno sintió que César estaba con usted?

– ¡Por supuesto! Yo lo siento siempre, sé que está y sobre todo está con María Paz (su hija). María Paz no hay día en que no se despierte y lo saluda en una foto que tenemos de los tres; le dice ‘buenos días, papá’o se despierta y me dice ‘mamita, anoche me fui al cielo a abrazar a papá, a estar con papá’.

Durante la obra, digamos que como actriz, me meto en el personaje y me olvido de todo lo que pasa, pero sí, antes de la obra, yo me comuniqué con él, le dije que me diera fuerzas, por nosotros, por LaPolea y al final también le di las gracias por darme toda la valentía y el ímpetu que tuve. Soñé unas semanas antes con él, ya sabía que tenía el texto listo, no tenía todavía la fecha de la primera función, y soñé que él me estaba ayudando a montar el escenario, a poner la mesa, el Cristo. No sé si fue una manera de decirme ‘aquí estoy, te apoyo’.

–¿Cómo hace para que su hija tan pequeña (3 años) siempre tenga presente a su papá?

– Cuando César murió, María Paz tenía año y diez meses y en esos meses César estuvo tan presente en su vida que para ella su papito siempre está ahí, lo re- cuerda muy bien. Además, en casa tenemos fotos por todo lado, los afiches de las obras, está muy presente siempre. Todas las noches rezamos y le decimos buenas noches a papito, le decimos a Dios que cuide a papito, que lo amamos y ella tiene muy claro que papito está en el cielo. –¿Le ha costado sacar adelante el teatro?

– Gracias a Dios hay un señor que se llama Steve Aronson, que es el dueño de Café Britt y el Teatro Espressivo, cuando César estaba en su lecho de muerte le dijo: ‘no te preocupes por Cristina y María Paz porque yo voy a estar ahí con ellas siempre’. Cuando César fallece, don Steve me ofrece trabajar como productora de giras en Teatro Espressivo y yo se lo agradezco mucho porque el Teatro La Polea bajó mucho. La figura del teatro era César, por más contenido de las obras y el bien social la gente iba por ver a César, y sí nos ha bajado hasta un 50% la demanda laboral.

Si quiere llevar a su comunidad la obra La Nica puede comunicars­e al 8362-3977 o al 8394-4251

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PRISCILA MORA El monólogo “El Nica” fue una de las obras emblemátic­as del actor César Meléndez.
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CORTESÍA La actriz duró siete meses en sentir que podía hacerlo sin quebrarse en el escenario.

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