Chepito y las culebras

La Teja publicó en su edición de este miércoles el cuidado que debemos tener en estos lluviosos meses con los avistamientos de culebras que le huyen al agua y buscan lugares secos y oscuros.

Por eso, en su desesperación por encontrar refugio se dan los ataques contra los que tienen la mala suerte de toparse con ellasen su camino. Con tener cuidado por donde andamos y estar pellizcados si vivimos cerca de lotes con el zacate alto o abandonados, o cuando trabajamos el jardín sería suficiente para evitar un desagradable y peligroso encuentro.

Sin embargo, hay otro tipo de serpientes que por más cuidados que tengamos siempre nos pueden causar daños irreparables, me refiero a las culebras de dos patas, como diría Paquita la del Barrio, aunque ella se refiere a las ratas. Y la verdad es que ya sean ratas o culebras de dos patas, ambas son igualmente dañinas. Estas víboras no se limitan al campo o los montes, las tenemos de compañeras en el brete, cualquiera que este sea, desde un humilde barrendero al ejecutivo más encopetado y lo peor es que destilan tal venenoque no hay suero antiofídico contra ellas.

Para todas esas serpientes, el mensaje del papa Francisco: “Pensadlo bien: el chismorreo no es una obra del Espíritu Santo, no es una obra de la unidad de la Iglesia. El chismorreo destruye lo que Dios hace. ¡Por favor, acabemos con el chismorreo!”.