La Teja

MADRE, BOMBERA Y ÁNGEL DE LAGUARDA

LISBETH USÓ TODO SU AMOR Y CONOCIMIEN­TO PARA TENER A SU LADO A ANDRÉS

- ✦ ALEJANDRA PORTUGUEZ MORALES alejandra.portuguez@lateja.cr

Desde que Lisbeth Ramírez Alfaro tenía 15 años sabía que su profesión era ser bombera, por eso se unió como voluntaria.

A los años se casó y dejó su pasión a un lado ya que a su esposo no le gustaba mucho la idea de que tuviera ese tipo de trabajo; sin embargo, el haber formado parte de la institució­n la enseñó a ser fuerte y tener el coraje para enfrentar cualquier situación, sobre todo si se trata de salvar la vida de un ser querido.

La familia creció y llegaron los hijos, Dayanna y Andrés. Cuando el chiquito tenía cinco años le detectaron cáncer de linfoma de Hodgkin (cáncer del tejido linfático), el pequeñito estaba perdiendo la batalla, pues una gran infección le estaba contaminan­do la sangre. La familia le rogaba a Dios una segunda oportunida­d para el menor de la casa.

Durante ese tiempo Lisbeth tuvo una oportunida­d para volver a Bomberos y así lo hizo, mientras seguía cuidando a su hijo sus compañeros la alentaban a seguir luchando.

Una tras otra. Al chiquito lo sometieron a numerosas operacione­s y luego de nueve años de lucha, cuando tenía 14 años, los doctores del hospital de Niños, le dieron de alta, habían eliminado el cáncer.

Era la mejor noticia que ha- bían recibido en años.

Ese día, el miércoles 11 de setiembre del 2015, la familia regresaba en carro hacia Atenas, Alajuela, de donde son oriundos, todo era alegría porque el muchacho estaba curado, pero cuando llegaron al cruce de El Coyol, sobre la ruta 27, un camión les invadió el carril y chocaron. Se les vino otro duro golpe. Andrés fue el que se llevó la peor parte.

Una de las puertas del vehículo se abrió, el cinturón se reventó y las piernas de Andrés quedaron dentro del carro, pero la mitad de su cuerpo quedó guindando, por eso mientras el carro daba vueltas, la cabeza del menor pega bacon la carretera.

“Cuando el carro paró era impactante verle el rostro destruido, la mitad de la cara no se le reconocía. Mi hija gritaba y yo solo acaté a correr hacia él y tomarle el pulso, pero no lo sentía, con nosotros iba un amigo de mi esposo que también lo revisó, al ver que no tenía pulso me hizo señales de que estaba sin vida”, recordó Lisbeth. Pero esta valiente mamá siguió luchando y se acordó de todo lo aprendido en Bomberos, por lo que comenzó a tirar el cuello de su hijo hacia atrás para abrir las vías respirator­ias, Andrés comenzó a reaccionar, pero la familia se sentía impotente porque nadie se detenía ayudarles y además estaba lloviendo mucho.

“Tuve que correr y atravesarm­e a un carro, le dije a la persona que iba manejando que por favor llamara al 911”, recordó.

Andrés fue llevado al hospital de San Rafael de Alajuela, pero estaba tan grave que lo pasaron al

México. Rompió pronóstico­s. Cuando llegaron al hospital México, Lisbeth escuchó las palabras más duras, cuando le dijeron que su pequeño no tenía esperanzas de vida.

“Nos dijeron que nos preparáram­os, porque él tenía hemorragia enel cráneo, lacara la tenía fracturada y esos huesitos se habían hecho polvo y los tenía en el cráneo, su ojito izquierdo no se lo podían salvar. Estábamos destrozado­s, él había sufrido mucho con la enfermedad y ahora pasaba esta situación”, recordó esta mamá.

La familia vivió y durmió en el parqueo del hospital, porque temían que él muriera.

“Mis hermanos nos llevaban comida y mi hija, esposo yyo nos medio aseábamos en un baño público, nuestro temor era que Andrés muriera y no estar ahí”, manifestó la bombera.

Luego de muchas intervenci­ones el valiente despertó, pero los doctores dijeron que no iba a cami- nar, hablar, ni mover los brazos.

A Andrés le reconstruy­eron la carita con placas, cuando le dieron la salida del hospital lo llevaron a casa y muchos vecinos lo estaban esperando, entre ellos el mejor amigo del adolescent­e.

El muchacho al verlo comenzó a llorar y Andrés, quien se suponía que no iba hablar, dijo sus primeras palabras: “estoy bien”, la bombera lloró de alegría.

Esta valiente mamá nunca se ha separado de su hijo y él ahora camina, habla, es un luchador. Está en noveno año, su madre se siente orgullosa de él.

Andrés les cuenta a todos que su mamita lo ha salvado de todo, pero más bien ella dice que Andrés es el hombre que la cuida.

Héctor Chaves, director de bomberos, afirma que se sienten orgullosos de que Lisbeth sea una de las 150 mujeres que integran la institució­n.

“Ella se ha caracteriz­ado por siempre mantener una actitud positiva, a pesar de las adversidad­es que ha enfrentado”, dijo Chaves.

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CORTESÍA PARA LT Lisbeth y su hijo Andrés Mora son inseparabl­es.
 ?? CORTESÍA PARA LT ?? Rachel Dayana, Manrique Mora, Ziany Ramírez y Andrés Mora, las personas favoritas de Lisbeth (en el centro).
CORTESÍA PARA LT Rachel Dayana, Manrique Mora, Ziany Ramírez y Andrés Mora, las personas favoritas de Lisbeth (en el centro).

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