PULPES PARA RATO
AÚN NOS QUEDAN 9. 312 LOCALES PEQUEÑOS, INCLUIDOS LOS SÚPERES
Se dice con cierta frecuencia que las pulperías, los súperes y los minisúperes están desapareciendo del país por culpa de las grandes cadenas, pero podemos estar tranquilos porque aún quedan bastantes: 9.312.
A razón de meterlos a todos en un solo lugar, deberíamos contar con un área de construcción igual a la de cien estadios del tamaño del Nacional. Y eso es muchísimo.
Ricardo Chacón, gerente de La Joya de La Sabana, dijo que el área de construcción del Nacional es 34.122 metros cuadrados.
O sea, los cien estadios ocuparían tres millones, cuatrocientos mil ciento veintidós metros cuadrados.
El dato de los locales que hay en el país lo generó Fundes Latinoamérica en un estudio que hizo del mercado nacional de esos establecimientos dedicados a vender abarrotes y demás productos.
Don Henry Chavarría es dueño de uno de esos locales. Tiene veintiún años al frente del minisúper Chavarría, en Tibás, y recuerda que empezó como un negocio pequeñito y que a punta de esfuerzo ha ido creciendo. “Cuesta, hay mucha competencia, pero he podido agrandar el negocio y a la vez chinear a la clientela fija”, nos dijo.
Se amplían. Según Mauricio Ramírez, coordinador de Inteligencia de Negocios de Fundes, muchos dueños de minisúperes empiezan el negocio con pulperías, aunque ese no es el caso de donHenry, quienempezó de una vez montando el comercio tal como es ahora.
“Las pulperías es el formato más viejo y son negocios de mostrador. La gente no tiene acceso a tocar los productos. La diferencia con los minisúperes (como el de don Henry) y los supermerca- dos independientes es que estos sí dan acceso a que el público toque y vea el producto y reportan ventas diarias, en promedio, de ¢191.000”, explica Ramírez.
Ramírez señaló que la mitad de los pulperos trabaja con sus familiares, la pareja, un hijo, un sobrino. En el caso de Chavarría, aunque su negocio esunminisúper también tiene esa característica, pues lo atiende con su señora, María Elena Rojas.
Don Henry afirma que ha debido meter servicios que no dejan mucha ganancia, pero sirven de gancho, como las recargas telefónicas o el pago con tarjeta.
“Es parte de lo que hemos tenido que hacer para subsistir ante las grandes cadenas y el empuje de los chinos”, explicó.
Don Henry tiene razón pues, según el estudio, los negocios que permiten pagos con tarjeta venden un 27% (27 colones más por cada cien vendidos) más que aquellos que se han quedado solo con el efectivo.
“Todo comerciante que quie- re salir adelante en su punto de venta tiene que incrementar los servicios, sumar modalidades, como aceptar tarjetas, las recargas telefónicas, permitir pagos bancarios, lotería, las postalitas del Mundial. Muchas pulpes son el punto de socialización de la comunidad y se le debe dar un valor agregado a esa característica”, dijo Ramírez.
Chinos con mu
cha fuerza Según el estudio, 77 de cada 100 de los negocios en general están en manos de costarricenses y
19 de cada cien en manos de chinos.
Las pulperías representan el formato donde hay más ticos y los súperes se reparten de forma balanceada entre costarricenses y orientales, pero estos vienen con mucha fuerza en los últimos diez años.
Según Ramírez, los compradores de las pulperías son personas que viven en un residencial o en un barrio y son adultos entre
35 y 65 años mientras que a los mi- nisúperes llega también el vecino del barrio, pero con más compradores de paso.
Don Henry dijo que sus clientes ya no compran diarios completos; más bien llevan cosas de relleno, que olvidaron comprar en un supermercado o se les acabó de pronto en la cocina de la casa. Antes las personas llevaban por semana cantidades grandes, se surtían de un solo los viernes o a veces los sábados. “Es importante el buen trato, ser amable, saludar. Mostrar educación para que la gente del barrio siga viniendo”, dijo doña María Elena con toda razón. Ramírez también dijo que 62 de cada 100 de los locales están en la Gran Área Metropolitana pero que, independientemente de la zona, puede haber cualquiera de los formatos en barrios, incluso locales de las grandes cadenas.
Todos quieren vender.