Cicatrices vivas
EDIFICIOS DESHABITADOS SON EL RECUERDO DEL TERREMOTO DE MÉXICO
Por todala Ciudad de México se ven edificios deshabitados con enormes grietas y personas siguen viviendo a la intemperie a un año del sismo de 7,1 grados que causó 228 muertos en la capital y 141 más en los estados cercanos.
La burocracia y los obstáculos físicos y legales han demorado la demolición de cientos de estructuras inestables. En otros casos, los propietarios llevaron a cabo renovaciones cosméticas, maquillando unos daños que probablemente queden al descubierto en el próximo terremoto.
La corrupción se ha paseado continuamenteen los intentos de hacer cumplir los códigos de construcción.
Tirar edificios en una metrópoli de 21 millones de habitantes es una tarea abrumadora. “Se tiene que hacer de manera casi quirúrgica, ladrillo por ladrillo” , apuntó Rubén Echevarría, del vecindario Gustavo A. Madero.
Pero la lentitud de los derribos, y más aún de la reconstrucción, es frustrante tanto para los que perdieronsus casas como para quienes viven entre inmuebles destrozados que parece quevan a colapsar en cualquier momento sobre las aceras y calles que siguen acordonadas desde el temblor del 19 de septiembre de 2017.
De los casi 411 edificios señalados para ser demolidos, solo se tiraron 62, y casi 1.000 más que que- daron seriamente dañados aún no fueron reforzados.
Le llegó la hora. Una mañana reciente, en el moderno vecindario de Condesa, un puñado de personas regresó a un edificio de departamentos de seis plantas color salmón y beige ubicado frente a un parque al que llaman casa desde que el sismo provocó enormes agujeros y lo dejó inclinado.
Acababan de enterarse de que finalmente iba a ser demolido y trabajadores los llevaron uno a uno al interior para recuperar sus pertenencias atrapadas en el interior durante los casi 12 meses en los que nadie tuvo permitido acceder.
“Verlo así, en ruinas, pues me duele. Básicamente si tu caminas por ciertas áreas de la Condesa lo que hay son ruinas. Eso me parece muy triste, todavía hay huecos como monumentos al temblor”, dijo Mila Molints, una profesora de yoga y actriz de doblaje.
Molints dijo que las demoras han afectado a la confianza de los residentes en las autoridades locales. Los ciudadanos creen que el Gobierno no ha cumplido su misión de proteger a la gente.
Sin castigos ni avances. Nadie ha sido procesado con éxito por el derrumbe de edificios pese a que los expertos hallaron evidencias de construcciones deficientes, hubo casos en los que los constructores presentaron documentación falsa, emplearon materiales baratos o construyeron sobre estructuras antiguas e inestables.
Tampoco se ha reconstruido ni un solo edificio de viviendas. Lo que las autoridades han logrado levantar es una abrumadora pirámide burocrática de papeleo para que las víctimas consigan que sus edificios sean evaluados, reparados, derribados o reemplazados.
Los pequeños progresos que se han realizado parecen obra de héroes olvidados: trabajadores de demoliciones que tiran los pisos superiores de los edificios altos a donde no llega la maquinaria pesada y las víctimas del sismo que han dormido a la intemperie, manifestándose y bloqueando calles para presionar al gobierno.
Para muchos que no pudieron encontrar sus títulos de propiedad, o que nunca los tuvieron, el terremoto y sus secuelas supusieron una pérdida total.
Otros, más afortunados, han comenzado a reconstruir sus vidas. Aunque esos son pocos.