Seamos tolerantes
Hoy, ante tantas propuestas que que han nacido del relativismo, el Evangelio propone ser tolerante ante aquellos que no están en nuestro grupo.
No obstante, ser tolerantes no significa quedarnos paralizados ante lo que debemos hacer.
No se puedecreer que uno es el dueño absoluto de la verdad, pero debemos saber que la única verdad del ser humano es Cristo. Él es quien nos conduce por el camino del bien y es quien nos da la vida. Para algunos, lo anterior no debe llevarnos a invadir los espacios de los demás, porque no podemos imponer nuestra verdad, pero al hacerlo es como quedarnos muy cómodos e inactivos, lo cual fomentaría dejar que esa verdad quede silenciada y no se anuncie.
La responsabilidad primaria, del cristiano y de la Iglesia católica, debeser impregnar la vida y la sociedad, no con imposiciones, sino con esfuerzos sinceros por asumir la verdad.
Es decir el testimonio de los creyentes debe ser tan fuerte que nos lleve a gritar a todo pulmón que Cristo es nuestra vida.
No nos quedemos en la comodidad del no-anuncio; sino que procuremos ser consistentes en lo que creemos para gritarle al mundoque Cristo está dentro de nosotros y que nos ha transformado.
Recuerdo que un día que iba a hacer una visita, en el edificio al que debía entrar se me pidió no portar signos religiosos porque ofendía a los que no creen. Recuerdo que le respondí a esa persona: “¿Y el respeto a mis creencias dónde queda? Yo no vine a imponer, simplemente vine porque formo parte de una sociedad pluralista en la que también yo soy un signo de contradicción”.
A eso nos invita el Evangelio, así que seamos radicales en el anuncio del Evangelio, pero también tolerantes.
Ser radicales no es imponerse a los demás, sino empezar por nosotros mismos y en nuestra vida y nuestro entorno. ¡ Dios nos conceda esa gracia!