Chepe con frío
don Carlos Beirute hacía cualquier cosa por complacer a su primera nieta, Alejandra Hong.
La chiquitina de seis años soñaba con conocer la nieve y a este avispado empresario nada lo detenía para hacer feliz a Alejandra, así que ideó construirle un iglú en el patio de su empresa.
La idea parecía un poco loca, pero no era imposible para el dueño de Refrigeración Beirute, una compañía dedicada a hacer cuartos fríos, aires acondicionados y refrigeración industrial y comercial. Además, don Carlos ya había construido la primera pista de patinaje sobre hielo en el club El Castillo, así que contruir este “juguete” era un queque.
Por eso se puso manos a la obra. Primero construyó un iglú pequeñito, de 2 metros por 1,5 metros que fue todo un pegue porque simulaba un pedacito delPolo Norte mientras afuera pegaba el tradicional sol decembrino.
Lindísimo. Alejandra jugaba ahí todo el día con su propia nieve y era la envidia de todos en barrio Don Bosco, en Chepe.
“Me sentaba ahí a congelarme por horas. Al rato, cuando estaba morada del frío mi mamá me sacaba al sol y apenas volvía a agarrar color entraba de nuevo”, recordó Alejandra, quien se divertía montones en temperaturas de cinco grados envuelta en gorros, bufandas y guantes.
Los vecinitos y los amigos querían jugar ahí también, así que don Carlos cada año debía hacer el iglú más grande, pues a nadie se le negaba la entrada y así fue convirtiéndose en una atracción que se ubicó por muchos años 200 metros al sur del paseo Colón.
Este jueves el iglú tico cambia de casa por primera vez, abrirá sus puertas en la plaza de la Democracia. Ahora es mucho más grande, mide 12 metros por 5,5 metros y espera recibir a muchos chiquitos en esta Navidad.
La entrada siempre ha sido y seguirá siendo gratuita.
Muy tecnológico. Alejandra comentó que ahora su lugar de diversión es más tecnológico.
La casa polar está construida con una estructura de cobre.
Por una tubería fluye el gas frío que produce la humedad pertinente para que se forme el hielo alrededor. Un revestimiento de poliuretano aísla las paredes, el cielo y el piso. Esto permite que no entre calor al interior y que la temperatura se mantenga.
Para recrear la nieve se utiliza una máquina escamadora, cuya función es congelar el agua hasta partículas similares a las escamas de hielo, que al caer dentro del lugar simulan la nieve natural.
Hace poco le incluyeron un sistema computarizado usado en edificios inteligentes, conocido como Building Manager System, con el revisan remotamente la temperatura y demás funciones.
Alejandra asegura que en este mes en que estará en operación se invertirán unos 10 mil dólares, pero cada colón se paga con las sonri- sas de los niños que los visitan.
“Es la felicidad absoluta y completa, es algo que siempre quisimos, que los niños lo disfruten, conozcan la nieve y se diviertan”, aseguró Alejandra, quien hoyes la encargada de Mercadeo de Refrigeración Beirute y espera a su primer bebé.
Alejandra confesó que los últimos 32 años ha visitado cada Navidad el iglú porque es uno de sus lugares favoritos. Solo este año no lo hará porque el piso es resbaloso y es peligroso para su pancita, pero apenas pueda regresará con su hijo para seguir con la tradición familiar.
Alejandra nvitó a los papás a que lleven a sus hijos a conocer el iglú. No es necesario que lleven abrigo, pero sí es recomendable llevar una segunda mudada, ya que los chicos se mojan. Es importante que los tatas eviten ir con tacones o sandalias.
En esta atracción, pueden jugar, saltar y deslizarse con bolsas plásticas por un tobogán. Eso sí, quienes quieran jugar a ser esquimales deben tener claro que es prohibido lanzar hielo a la cara y jugar bruscamente.