La Teja

Secuestro mató una boda

- ✦ ALEJANDRA PORTUGUEZ MORALES alejandra.portuguez

Tres días antes de celebrarse una boda un secuestro puso de cabeza al país y lo mantuvo en suspenso durante doce días. Todos querían saber cómo se resolvía el secuestro y si al final habría casamiento o no.

La víctima del secuestro fue Salomé Patrocinio Arrieta Leiva, conocido comoCuco Arrieta, dueño de varias propiedade­s en El Tejar de El Guarco, enCartago.

El asunto es que Cuco e Isabel Góngora Hernández habían planeado casarse el miércoles 24 de febrero de 1971 y luego se irían de luna de miel a México, pero una banda izquierdis­ta llamada Comando Revolucion­ario Centroamer­icano se les puso en el camino tres días antes y alteró los planes por completo.

Cuco Arrieta había nacido en una familia humilde de Concepción de La Unión, en Cartago, sus papás fueron agricultor­es, pero él poco a poco fue cambiando su realidad. Estudió, se convirtió en profesor, adquirió fincas cafetalera­s y hasta se hi- zo prestamist­a, lo cual le permitió llegar a ser dueño de más propiedade­s que le dieronpers­onas que no podían pagar la deuda que habían contraído con él.

Ser un hombre conocido y adinerado lo puso en la mira del comando izquierdis­ta. Pero no nos adelantemo­s a los acontecimi­entos.

Don Rodrigo Robles Quirós tienemuyfr­esco el recuerdo del millonario cartaginés porque desde que tenía 7 años sus papás trabajaron como peones de Arrieta.

“Él era una persona de buen vestir, siempre anduvo elegante. Fue inmensamen­te rico y creo que para esa época fue elhombre más millonario; eso sí, tuvo más enemigos que amigos”, recordó Robles, quien vive a unos metros de la casa de campo que tuvo Cuco Arrieta en Cartago y a la que llegaba los fines de semana.

El 21 de febrero de 1971, los de

lincuentes del comando iz- quierdista atacaron. Cinco llegaron hasta la casa de Arrieta, donde se encuentra ahora el restaurant­e oriental Tin Jo, en el centro de San José. Cuco, de 83 años, estaba en la vivienda con su única hija Ethel, su cuñada Emérita Astorga, una empleada doméstica y un hermano de esta. Los secuestrad­ores los amenazaron diciéndole­s que si no gritaban nada le pasaría a don Cuco. Allí, según informó La Nación del 23 de febrero, los hombres lo obligaron a entregarle­s las llaves del carro y se lo llevaron.

La primera llamada. El primer contacto telefónico que tuvieron los secuestrad­ores para pedir recompensa fue con Demetrio Pérez (cuñado de Isabel Góngora, la pareja de Cuco). Los delincuent­es dijeron que dejarían indicacion­es de los pasos a seguir para el rescate por medio de cartas que echarían en una alcancía de la iglesia Nuestra Señora del Carmen, en San José.

Sin que estén claros los deta- lles, el sacerdote CarlosJoaq­uín Alfaro Odio, de San Pedro de Montes de Oca, terminó como mediador en el secuestro; a él lo contactaro­n por medio de una carta que le dejaron debajo de la puerta del baño de la iglesia del Carmen (donde oficiaba misa algunas veces).

Los secuestrad­ores dejaron un día una carta, escrita por el mismo millonario, en la cual él le pedía a la familia recoger ¢600 mil en billetes de ¢100 y ¢400.000 en monedas colombiana­s, mexicanas y nicaragüen­ses. El comando exigía ¢1 millón para dejarlo libre.

Junto a la carta iba un mensaje que decía: “Estoy bien. Accedan a pagar el millón de colones”.

A veces los secuestrad­ores también llamaban al teléfono de la casa cural de la iglesia y exigían el dinero.

Nadie sabía dónde estaba Cuco y la familia temía que le hicieran daño. Todos hablaban del secuestro y la gente estaba muy asustada. Costa Rica era entonces un país en el que casi no se veían hechos delictivos graves y el suceso alteró por

Fue inmensamen­te rico y creo que para esa época fue el hombre más millonario”.

RODRIGO ROBLES CARTAGINÉS

Querría quitarle al cielo un fragmento para pagarles a todos los costarrice­nses”.

CUCO ARRIETA PALABRAS DE 1971

completo la rutina.

En la década de los setenta había dos personas que tenían los cargos de un ministro de Educación y Cuco era uno de ellos; su puesto era secretario de Educación Primaria, por lo que muchas personas señalaron que su secuestro fue el primero de carácter político de la historia del país.

El historiado­r Tomás Federico Arias no se atreve a asegurarlo y menciona que desde años busca informació­n para confirmar esa versión y no ha encontrado ninguna fuente confiable.

Algo raro pasa... A final de aquel febrero del 71, en Santo Domingo de Heredia hubo vecinos a quienes les extrañaba ver movimiento­s poco usuales en unacasa y avisarona las autoridade­s. Hasta la vivienda sospechosa llegó el investigad­or Gunnar Pinto, de la Dirección de Investigac­iones Criminales (DIC), pero fue burlado por los sospechoso­s, que tenían a Cuco escondido y el agente no lo supo.

La congoja seguía y los costarrice­nses comían ansias esperando noticias.

Mientras tanto, la familia de Cuco logró recoger el dinero que pedían los secuestrad­ores, lo metieron en una valija, como les habían ordenado, y quedaron en que durante lanoche el sacerdote Alfaro iría a entregarla al puente que luego conocimos como la platina... Pero los hombres nunca apareciero­n.

El jueves 4 de marzo una vecina de la casa de Heredia donde se habían visto movimiento­s sospechoso­s no se quiso quedar con la duda de qué escondían allí.

La mujer pasó viendo por un lado de la vivienda y descubrió a Cuco sentado en una cama. La mujer se asustó y le contó a otra vecina cuyo esposo llamó a la Policía, que se movió rápido, pero con calma.

Los oficiales llegaron a la comunidad y esperaron hasta que salieran los hombres para detenerlos. Eso pasó a las 6 de la mañana.

Las personas arrestadas fueron Otto Castro, Manuel Román, Hernán Cruz, Hubert Chaves y Ana Isabel Vargas. Las cinco fueron llevadas a juicio y condenadas.

¡Al fin libre! Cuco Arrieta estaba bien, agitado, pero bien. “Querría quitarle al cielo un fragmento para pagarles a todos los costarrice­nses”, dijo a los medios de comunicaci­ón.

Don Cuco, por su parte, reaccionó de forma mucho más serena y, en un comunicado que se brindó a los medios de prensa, dijo que se sentía agradecido con los costarrice­nses por el apoyo que le habían brindado en su cautiverio.

Rodrigo Robles conoció a Cuco: Fue un hombre muy educadoy recuerdoqu­e se rodeaba de gente importante, a sus fincas trajo a grandes personajes como Daniel Oduber o Tuzo Portuguez.

En el juicio Isabel Góngora les dijo a los jueces que la cere- monia religiosa que pretendían hacer ella y Cuco Arrieta eraporquey­a sehabían casado por lo civil.

Se le consultó a la oficina de prensa del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) y luego de revisar los archivos dijeron que la única boda que registró Cuco Arrieta fue con su primera esposa, Elida Astorga.

Don Rodrigo no recuerda si al final hubo matrimonio por la iglesia, como lo quería Isabel Góngora.

“Lo que sí tengo muy claro es que Cuco siempre fue quitado para las cosas de la iglesia católica, él era masón y cuando nos dimos cuenta es que ellos (Cuco e Isabel) vivían juntos”, expresó.

La figura de Cuco Arrieta dejó atrás los días del secuestro y en Cartago mucha gente aún lo recuerda como el protagonis­ta de un hechos que alertó de que algo ya empezaba a cambiar en Costa Rica.

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REPRODUCCI­ÓN DE LN Cuco Arrieta con su hija Ethel e Isabel Góngora.
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A, GAMBOA A. GAMBOA Esta era una de las propiedade­s que tenía Cuco en El Tejar. William Piedra y Rodrigo Robles conocen bien la historia de Cuco.

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