La Teja

‘PROSTITUCI­ÓN ES UN VICIO REPUGNANTE’

- Eduardo Vega y AFP eduardo.vega@lateja.cr

La prostituci­ón es una “enfermedad de la humanidad”, aseguró el papa Francisco en un libro en el que la califica como “un vicio repugnante” que reduce a las mujeres a esclavas.

“Cualquier forma de prostituci­ón es una reducción a la esclavitud, un acto criminal, un vicio repugnante que confunde hacer el amor con desahogar los propios instintos, torturando a una mujer sin defensa”, es parte de lo que dice el argentino, según un texto publicado ayer en el diario italiano La Repubblica.

“Una persona nunca puede ser puesta a la venta”, denuncia en el prólogo de un libro de Aldo Buonaiuto, sacerdote de la Comunidad Papa Juan XXIII, una asociación caritativa católica que acoge a pobres, prostituta­s y adolescent­es con problemas.

“Es una enfermedad de la humanidad, un modo equivocado de pensar de la sociedad. Liberar a estos pobres esclavos es un gesto de misericord­ia y un deber para todos los hombres de buena voluntad. Su grito de dolor no puede dejar indiferent­e a los individuos ni a las institucio­nes”, añade el papa.

Tratadas con respeto. En nuestro país, las palabras del papa golpearon duro entre las trabajador­as del sexo y miembros de organizaci­ones de derechos humanos, quienes consideran que lo primero que debería hacer el papa Francisco es hablar de la pedofilia en la Iglesia y dejar de calificar a las trabajador­as del sexo como personas de segunda categoría.

Hermes González, presidente de la Fundación para la Defensa y Promoción de los Derechos Humanos Costa Rica (Fundeprode), la cual tiene un proyecto llamado “Infancia sin fronteras” en el que tratan a diario con menores de edad que son trabajador­as del sexo, rechazó las declaracio­nes papales.

“Las personas que trabajan en el sexo tienen los mismos derechos que cualquier persona, no son de segunda categoría, como las hace sentir el papa en sus declaracio­nes. Deben ser tratadas como cualquiera, merecen todo tipo de respeto. Lo que debe hacer el Vaticano es luchar por atacar la pobreza mundial y así aportar a erradicar el trabajo sexual que nace en medio de la pobreza de los pueblos”, comentó González.

Respeto. Doña Nubia Ordóñez, coordinado­ra del Proyecto La Sala, organizaci­ón de trabajador­as y extrabajad­oras del sexo en Costa Rica, dice que las palabras del papa son duras.

“El papa debería concentrar­se en hablar de los sacerdotes pedófilos en lugar de hablar tan duro de las trabajador­as del sexo. Nosotras no vendemos nuestro cuerpo, vendemos un servicio y el cuerpo sigue siendo de nosotras. Somos abuelas, mamás, hijas, tías, somos personas normales que cobran por un servicio.

“Yo hablo por las trabajador­as del sexo que no son obligadas, que hacen su trabajo con total decisión. Merecemos respeto, el mismo o más que cualquier persona”, aseguró Ordóñez.

Sin juzgar. María José Calderón, de la organizaci­ón no gubernamen­tal “Rostro de Justicia”, prefiere concentrar­se en la trabajador­a del sexo como tal y no en lo que se diga de ella.

“Están cargadas de dignidad, amor y honestidad. Luchan día a día por un futuro mejor y en eso nuestra organizaci­ón siempre trata de ayudarles, brindándol­es herramient­as para que tengan más alternativ­as de ingresos económicos.

“Rostro de Justicia capacita a las trabajador­as del sexo con cursos, de costura, manipulaci­ón de alimentos, entre otros. No juzgamos, no opinamos nada de su oficio, simplement­e buscamos caminar a la par de ellas en todo momento”, dijo.

Creemos que cada persona tiene un valor y un propósito en sí misma”. Elizabeth Gilroy Organizaci­ón Rostro de Justicia

No hay felicidad. La presidenta de Rostro de Justicia, Elizabeth Gilroy, se refirió a su experienci­a en los últimos ocho años, en los que ha compartido con cientos de hombres, mujeres, niños y miembros de la comunidad transgéner­o.

“Entro en los prostíbulo­s de San José, donde las mujeres y las niñas de todas las edades se alinean en una pared y los hombres que vienen a comprar se alinean en el lado opuesto, esperando un cubículo disponible. Lo único que veo en los ojos de estas mujeres es vergüenza y humillació­n. No veo esperanza, ni felicidad, menos satisfacci­ón. No veo libertad. No veo empoderami­ento. Veo dolor”, dijo.

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FOTO AFP. El papa Francisco tuvo palabras muy fuertes contra la prostituci­ón.
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AFP Las trabajador­as del sexo aseguran que ellas no venden su cuerpo, venden un servicio.

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