COLORIDO AMOR GAY
Amor entre animales del mismo sexo es algo muy natural, dicen expertos
A simple vista se trata de una pareja de lapas enamoradas que se pasan comida por los piquitos.
Pero lo que menos sospecha la gente que las ve es que son una pareja homosexual.
Se trata de dos lapas rojas, muy ticas, que habitan en el centro de rescate Zoo Ave. Son dos machos, que no tienen nombre y que están en una zona de aislamiento para reproducción junto con otras aves.
También hay una pareja de hembras, azules y oriundas de Suramérica, las cuales pasan en un puro coqueteo.
Ronald Sibaja, especialista del Zoo Ave, explicó que en los 30 años que lleva de laborar en ese sitio ha visto varios casos de parejas con este comportamiento sexual, sobre todo en las lapas en cautiverio.
“Se trata de dos machos que incluso copulan y tratan de aparearse. Son parejas que llevan muchos años juntas, incluso pensamos que eran hembra y macho, pero cuando observamos que entraban y salían del cajón sin resultados, es decir, que no ponían huevos, les hicimos exámenes de ADN y resultaron ser dos machos”, explicó. Fieles. Estas parejas homosexuales tienen 25 años de estar juntas cortejándose y se demuestran amor pegando los piquitos y entrelazando las plumas de las alas.
”Ellos tienen un comportamiento de pareja, interactúan, se pasan comida de pico a pico, regurgitan (expulsan por el pico comida que ya habían tragado para darle a otra ave), se acicalan, se hacen piojito, cariñito, donde come uno, come el otro”, detalló el experto.
En el caso de las parejas de hembras también se meten a la cajita y ponen seis huevos, aunque son huevos infértiles por crearlos ellas solitas, sin el intercambio con un macho.
Mientras las parejas heterosexuales ponen de uno a tres huevos por año, de los que nacen dos pichones.
El experto aseguró que se trata de lapas que desde pequeñas están juntas y quizás no aprendieron a reconocer el sexo opuesto, por eso se tratan de dar comida por medio de los picos, como lo hacen las parejas hetero.
A simple vista cuesta mucho reconocer el sexo de una lapa, a veces la hembra tiene un poquito más grande la cabeza que el cuerpo, pero para tener certeza solo se puede mediante la prueba de ADN.
Los loros son monógamos, o sea, tienen una pareja para toda la vida, y solo si muere esa pareja es posible que se consigan a otro enamorado. Ellas escogen entre la bandada mediante atracción natural, como si Cupido las flechara en pleno vuelo.
Las lapas son sexualmente maduras luego de seis años y en cautiverio pueden vivir unos 40 o 50 años.
Homosexualidad común. El biólogo y catedrático de la
UCR, Gustavo Gutiérrez, aseguró que la homosexualidad en los animales es más común de lo que creíamos.
Este especialista en monos explicó que hay muchas investigaciones en macacos (originarios de Asia) que lo demuestran.
“Siendo yo estudiante se decía que estas eran anomalías aberrantes, pero todo eso cambió en el año dos mil con el libro Exuberancia biológica, el cual da muchos ejemplos de especies que demuestran su homosexualidad.
“En algunos estudios se ha concluido que por haber exceso de machos esto favorece dicho comportamiento, pero en otras puede ser por placer”, aseguró el especialista.
Precisamente, este mes de julio que recién terminó, el zoológico de Múnich, en Alemania, participó de la semana del orgullo gay, explicando a sus visitantes que el amor entre individuos del mismo sexo también existe en el reino animal, gracias a sus pingüinos, jirafas y leones.
El zoo de la ciudad alemana puso en el foco la vida íntima de sus criaturas para promover la tolerancia entre los humanos e incluso dieron a conocer que las jirafas son bisexuales.
Juan José Rojas, director del Centro de Rescate La Marina, en San Carlos, aseguró que este comportamiento se da mucho en las vacas en celo, pues una se monta sobre otra como un instinto dominante, pues es la más fuerte la que se encarama y la otra lo permite.
Como podemos ver, la homosexualidad es parte de la Madre Naturaleza.
No es posible que este comportamiento en primates no humanos sea irrelevante para la evolución”.
Gustavo Gutiérrez biólogo