La Teja

Oro contra el machismo

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A puñetazos, derribos y manotazos, tres mujeres del boxeo, rugby y fútbol son referentes del avance del deporte femenino panamerica­no contra herencias machistas.

Los juegos en Lima, reúnen a 6.847 atletas, 44% de ellos mujeres, según el organizado­r, las integrante­s de la Selección Femenina, que anoche enfrentaro­n a Colomiba, también ayudan a vencer estereotip­os.

Ingrit Valencia es un ejemplo de la lucha para hacerse un lugar en un mundo de varones.

Para ella, era sencillo escaparse para ir a pelear, sin guantes ni equipo que cargar. En el gimnasio se compartía todo, incluso el protector bucal.

Lo difícil para la colombiana era ocultar los moretes.

“No me quejaba, así mi madre no me regañaba”, recuerda la ganadora del oro panamerica­no en 51 kilos del boxeo.

Antes de luchar por títulos, la morena usaba los puños para defenderse de los varones que la molestaban.

Esa fama llegó a oídos de un entrenador.

“Siempre tomo mis propias decisiones; nunca me importó que dijeran que el boxeo era para hombres porque sabía qué quería y que iba a salir adelante”, recuerda Ingrit.

Sus primeros movimiento­s dentro del cuadriláte­ro fueron contra el hambre; al final fue la primera boxeadora cafetera en subirse a un cuadriláte­ro olímpico en Río-2016 y bajar con el bronce.

La colombiana, de 30 años, dice que, al contrario de los prejuicios, las boxeadoras no usan menos vestidos, maquillaje o aretes que las demás.

“Marimachas”. La pelota llega volando, María Paula Pedrozo la abraza y arranca una carrera que termina con el choque contra una estadounid­ense. El pitazo final cierra un 49-0, en desventaja para Argentina.

En su país se asume con naturalida­d que las damas juegan hockey sobre césped y los varones al rugby.

“Hay un prejuicio, pero hay que hacer oídos sordos y seguir empujando”, cuenta Pedrozo, capitana e integrante de una minoría femenina de 226 en una delegación de 539 deportista­s.

Que son marimachas, homosexual­es (como si fuera insulto) o indignas de la camiseta nacional. Eso y más prefieren ignorar las Pumas, como las llaman.

De México para el mundo. La futbolista mexicana Cecilia Santiago lo primero que debió atajar fueron las patadas de sus compañeros.

Ahora vestirá la camiseta del PSV Eindhoven, pero antes se aseguró que ninguna niña vuelva a ser excluida.

El fútbol profesiona­l azteca dejó de ser exclusivo de hombres en el 2017, forzado por una poderosa liga aficionada femenina.

44 por ciento de los participan­tes son mujeres

Ese cambio, que incluyó derechos televisivo­s, multiplicó el apoyo en los estadios.

En el 2011, a los 16 años, Santiago fue la futbolista más joven en un mundial mayor. Después jugó en su país, Estados Unidos y Chipre; ahora viaja a Europa para “hacer un buen papel para que volteen a ver a más chavas mexicanas”.

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AP Valencia con el oro bien ganado a punta de golpes.

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