Cueva en la Liga
La casa de don Heriberto Molina es literalmente una sucursal de Saprissa. Eso sí, no está ubicada en cualquier lugar, sino en el sector del Invu las Cañas, casi en el puro corazón del León.
Zapatero de oficio, Molina es casado, padre de dos hijos, tiene un nieto y vive feliz entre el morado y blanco que los rodea.
Una enorme “S” color blanca, pintada sobre un fondo morado al frente de su casa, es difícil que pase inadvertida.
“Desde que tengo uso de razón colecciono todo lo que tenga que ver con Saprissa. Mi esposa, hijos y nieto viven la misma pasión y lo que ven del Sapri se lo traen para la casa. Camisetas, jarras, platos, paños, banderas, lámparas, adornos... aquí hay de todo”, dice este orgulloso morado de 67 años.
A don Heri lo visitamos el martes de esta semana para conversar de su pasión a días de que el León rojinegro, líder del Apertura, reciba a su querido Monstruo el sábado a las 7 p.m.
–¿Cómo nace la pasión de tener tantas cosas del Monstruo?
Bueno, desde que tengo uso de razón. Imagínese que tengo una placa en la moto que tiene 30 años conmigo, ha pasado de moto en moto y ahí sigue, es parte de mí.
–¿Cuánto tiempo tiene de vivir en este lugar?
Como 34 años.
–¿Y desde cuándo pintaron la pared de la casa así?
Hace poco más de un año, primero se pintó la pared morada y luego se le hizo la “S”. Fue mi hijo Erick que es un fiebre.
– ¿Qué le dijeron los vecinos cuando vieron la pintura?
Fue un vacilón porque todos son manudos, me decían que cómo se nos ocurría hacer eso. Los que pasan en carro nos dicen engañados y otras cosas, pero todo ha sido un vacilón.
Otros nos preguntan que si aquí son las bodegas del Saprissa, que si aquí hay algún club del equipo. Algunos paran, nos piden permiso para tomarse una foto o cosas así.
También hay gente que insulta, otros dicen que muy lindo, o pasan y pitan. Cuando pierde la “S” pasan diciendo cosas. Nunca hemos tenido problemas ni nada, pero hay de todo.
Con la moto, por ejemplo, que anda los colores de Saprissa y la placa, un día la tenía estacionada en un lugar comercial y cuando vi a un señor bravo y diciéndole cosas a la moto solo porque andaba la placa morada.
Me da risa antes que molestarme, el fútbol es para vacilar, no para pelear.
–¿Son una familia morada?
Todos, mis hijos y el nieto vivimos la misma pasión, aquí cuando juega Saprissa es una fiesta. Si gana, aquí queremos botar la casa.
–¿Cómo ve al equipo morado actualmente?
Veo que va mejorando; sin embargo, creo que Paté debe darle más chance a las figuras jóvenes. Manfred Ugalde, por ejemplo, debe jugar más, debe de darle oportunidad a todos.
–¿Qué le parece Paté?
Creo que es buen entrenador, pero debe de ser más abierto, ayudar más a los jugadores, darles más chance a figuras nuevas. Él es muy inteligente, pero a veces el orgullo le gana.
–¿Cómo ve el clásico?
Muy duro, ambos vienen recuperándose. La Liga está en casa y, sea como sea, un clásico siempre genera polémica, adrenalina, emoción y más.
–¿Dónde lo verá?
Aquí en la casa porque ya no hay entradas. Prepararemos algo para comer.
–¿Qué van a cocinar?
(Doña Elizabeth Pérez, esposa de don Heriberto y encargada de la cocina, respondió) Chicharrones, yuquita, chimichurri y ceviche de mango (este último lo dijo entre risas).
–¿Un marcador?
Don Heriberto: “Yo digo que 2-1, ganando Saprissa”.
Doña Elizabeth asegura que se gana, aunque no se atreve a dar un marcador.
Erick es el más fiebre y dice que Saprissa gana fácil 5-0. Algo así como sin despeinarse.
Los demás prefieren no dar marcadores, solo dicen que para ganar deberán de ponerle porque la Liga no se va a dejar.
– ¿Un mensaje para el equipo?
“Que le pongan, que piensen en la afición que siempre esta ahí”, responde el zapatero.
La señora les dice que sabe que será duro, pero quiere verlos campeones este torneo y les
manda las mejores vibras.
Tienen apoyo. El único vecino que apoya esta sucursal de la Cueva del Monstruo en una zona cien por ciento manuda es el niño Isaac Alfaro, de 9 años, quien es saprissista. Él, en cuanto supo que La Teja iba a realizar este reportaje, se puso el uniforme y se dejó llegar a la casa de los Molina Pérez para quedar entre los orgullosos morados en la foto.