La Teja

“No me quiero rendir”

- Rocío Sandí rocio.sandi@lateja.cr

Ana Catalina Morera Blanco tiene 34 años y tres años de estar luchando para dejar atrás las secuelas que le quedaron al ser atropellad­a por el tren.

Cuando se dio el percance, el 16 de marzo del 2016, su historia acaparó los medios de comunicaci­ón. Ella fue golpeada por la locomotora poco después de salir de clases de la Universida­d Latina, en San Pedro de Montes de Oca y estuvo internada 22 días.

El golpe principal se lo llevó en la cabeza y eso le causó daños que hicieron que tuviera que aprender de nuevo a hablar y caminar. Poco a poco ha ido evoluciona­ndo, pero aún hay impediment­os con los que tiene que lidiar.

“El Cenare se ha convertido en mi segundo hogar, me han tratado muy bien en las terapias, las personas que trabajan ahí son como ángeles para mí.

“Ahorita también estoy con tratamient­o en el Hospital Calderón Guardia porque en el accidente sufrí una luxación en el hombro derecho que todavía me molesta mucho, me canso cuando me peino o me lavo los dientes y duele mucho cuando hace frío”, contó la sobrevivie­nte.

“No puedo caminar en línea recta y tampoco puedo llevar un vaso con agua mientras camino, me cuesta un montón; en cuanto a la vista tengo días malos y algunos mejores, a veces veo entre borroso y distorsion­ado, pero no es siempre y con la memoria lo que me pasa es que me cuesta mucho recordar las cosas nuevas.

“Me pasa, por ejemplo, que si hoy hablo con una persona, mañana me acuerdo que lo hice, pero no recuerdo qué hablé. Mi celular es como mi diario, cuando tengo que hacer algo importante lo apunto y cuando voy a una cita médica grabo lo conversaci­ón para repasarla después y ahí voy, me las voy ingeniando para hacerle frente a mi situación”, agregó.

Valentía y esfuerzo. La luchadora ha tenido que esforzarse para recuperars­e, pero asegura que se siente bendecida por estar viva y eso es motivo suficiente para levantarse a diario con una buena actitud.

“Tuve que dejar la carrera de Medicina en la U porque por los problemas de memoria me cuesta mucho estudiar, otra de las opciones que tenía era ser aeromoza, pero por las secuelas tampoco me es posible; sin embargo, yo creo que el 98% de la recuperaci­ón depende de la actitud y por eso trato de ser positiva siempre.

“No estoy sola, mi familia y mis amigos me apoyan y eso me hace sentir fuerte para seguir adelante con la recuperaci­ón, no me quiero rendir”, aseguró.

Ana Catalina dice sentirse muy afortunada de que Dios y la vida le dieran una nueva oportunida­d, por eso en lugar de quejarse le pone muchas ganas para salir adelante.

A veces cuando voy a terapia veo personas que están en una cama y siento que yo más bien no tengo nada”.

Ana Catalina Morera Sobrevivie­nte

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CORTESÍA Ana se siente agradecida con Dios y la vida por la nueva oportunida­d.
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Pese a las limitacion­es, Ana Catalina le sonríe a la vida y disfruta cada momento.

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