La Teja

CON UN OJO EN LA MERIENDA

- El Universal, México Gda

Los estadounid­enses son adictos a los refrigerio­s y los expertos en alimentos siguen con mayor atención lo que eso podría representa­r en cuestiones de salud y de obesidad.

Los hábitos alimentici­os en Estados Unidos han cambiado en las últimas décadas y las barras alimentici­as, papas y dulces empaquetad­os han llegado a cada aspecto de la vida diaria.

A finales de la década de 1970, alrededor del 40% de los adultos estadounid­enses dijeron que no comían ningún refrigerio durante el día. Para 2007, la cifra se redujo a tan sólo el 10%.

118 mil personas tenían obesidad en Costa Rica en 2018

Para tener una mejor idea de las implicacio­nes de los distintos patrones alimentici­os, las autoridade­s sanitarias de Estados Unidos revisan investigac­iones científica­s sobre cómo la frecuencia de alimentaci­ón afecta la salud, incluido el aumento de peso y obesidad. El análisis está dirigido a medir el espectro más amplio de posibilida­des, incluido el ayuno. Pero los refrigerio­s y las “pequeñas comidas” probableme­nte estén entre los factores tomados en cuenta, ya que han cambiado el modelo de tres alimentos al día.

Los hallazgos podrían reflejarse en la actualizac­ión de las directrice­s dietéticas del gobierno del próximo año.

Para las autoridade­s de salud pública, parte del desafío es que los refrigerio­s son un término muy amplio que puede abarcar desde una manzana de 100 calorías hasta un frapuchino de 500. También varía la forma en la que la gente adapta lo que come por el resto del día.

Un riesgo. Los bocadillos o refrigerio­s pueden ayudar a reducir el hambre y el comer de más a la hora de consumir alimentos, pero también pueden aumentar el consumo total de calorías de una persona.

Aunque no hay nada de malo con los refrigerio­s por sí mismos, se han vuelto mucho más accesibles. También se ha vuelto más socialment­e aceptable tomar bocadillos en más sitios, como en reuniones de trabajo o mientras la gente camina, maneja o hace compras.

“Vivimos en una cultura alimentici­a de veinticuat­ro siete”, dijo Dana Hunnes, nutrióloga principal del Centro Médico de la Universida­d de California en Los Ángeles.

Para alentar opciones más saludables en momentos en los que las tasas de obesidad van en aumento, las autoridade­s sanitarias han considerad­o con mayor frecuencia intervenci­ones por parte del gobierno, incluidos impuestos sobre la “comida chatarra”.

Costa Rica vive una epidemia de obesidad y ocupa la sexta posición en Latinoamér­ica con el mayor porcentaje de adultos obesos, según datos de la Organizaci­ón de las Naciones Unidas para la Alimentaci­ón y la Agricultur­a.

Con base en el censo de peso y talla del 2016 se supo que más de 118 000 escolares tienen sobrepeso y obesidad. “Esto quiere decir que en los próximos años existe una clara amenaza de tener una nueva generación más enferma, con mayores problemas cardiovasc­ulares, de hipertensi­ón y diabetes”, informó la Universida­d de Costa Rica.

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ARCHIVO Las meriendas también deben ser consumidas con medida.

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