UNA CASA AMIGA DEL PLANETA
En playa Tárcoles, en Garabito de Puntarenas, se desarrolla una historia ejemplar de protección al ambiente.
Una pareja de novios remodeló una vieja casita para convertirla en un espacio ecológico admirable. Se trata de Fernando Rosabal y Raquel Parrales, ambos de 24 años.
Antes de vivir en Puntarenas, Fernando residía en Montes de Oca y Raquel en Desamparados.
El 16 de marzo del 2018 se pasaron a Tárcoles y ese mismo año fundaron una pequeña organización llamada Ecotárcoles con la misión de limpiar la playa, que tristemente es una de las más sucias del país.
La propiedad donde se encuentra la casa era de los abuelos de Fernando y estaba en abandono. Ellos se han encargado de cambiarla por completo y la transformaron para adecuarla a lo que necesitaban.
Por ejemplo, los dos servicios sanitarios de la casa no usan agua. Las paredes de estos fueron construidas con bambú sembrado por ellos, producen poca basura y los desechos humanos los utilizan para abonar árboles que luego llenarán de vida zonas ahora deforestadas.
“El servicio (sanitario) aparta los desechos, por un lado cae la materia fecal, a la que se le echa un poco de aserrín para evitar el mal olor, y por otro los orines. Todo llega a dos estañones y ahí se combina con químicos para luego ser usados como abono”, detalla Fernando.
Este material lo utilizan para darle más fuerza a los arbolitos de un vivero. Cuando estén más grandes serán sembrados en las cercanías de esa playa y en otras partes del cantón.
“Son especies nativas como almendros, loritos, robles de sabana, sotacaballo y otros más. La idea es recuperar cerca de 76 hectáreas que están deforestadas pero apenas llevamos el uno por cierto, que no es ni una hectárea, pero vamos poco a poco”, dijo Fernando.
La cosa no queda ahí. En esta propiedad han utilizado material contaminante que llega a la playa para mejorar el funcionamiento de la casa y de la comunidad.
“Con las tapas de las botellas hemos hecho especies de alfombras que son colocadas en los baños para que la gente no se resbale. También tenemos ecobloques, que son botellas llenas de paquetes plásticos como los de galletas. Hemos unido estos bloques para hacer basureros que son usados en el pueblo para que la gente tire ahí sus desechos”, agregó el joven.
“También tenemos un gallinero, lo hemos hecho con el bambú que cosechamos pero también con algunas cosas plásticas que nos hemos encontrado en la playa. Tenemos diecinueve gallinas”, dijo.
Otra de las ventajas de la finca es que hace 50 años, cuando los abuelos de Fernando la compraron, sembraron aguacate, mango, cas, carambola, papaya y yuca.
“Somos vegetarianos, por eso esas cosechas nos ayudan mucho, el resto lo compramos”, comentó.
En este terreno prácticamente es un pecado utilizar plástico, sin embargo, cuando compran algún producto con ese material lo reciclan, como debemos hacer todos sin importar dónde vivamos. “Aquí no tenemos basurero. Es más, tenemos como un año de no sacar una bolsa de basura de aquí. El plástico lo separamos para reciclarlo, pero también lo colocamos en los ecobloques. Las servilletas y el papel higiénico se queman y con unos químicos los convertimos en otra especie de abono”, añadió.
Nada se desperdicia. A todo se le encuentra una función.
Viven del ambiente. Fernando es graduado de la carrera de Gestión Turística Sostenible y Raquel en Ingeniería Civil. Cuando decidieron ponerse del lado del ambiente con este proyecto no sabían cómo les iba a ir. Más de un año después, su buena voluntad les ha permitido vivir de sus buenas acciones. “Organizamos campañas de recolección de basura para empresas privadas. Ellos vienen aquí y les damos charlas, merienda, almuerzo y organizamos la forma en la que se van a recoger los desechos, de eso vivimos y nos ha ido bien hasta el momento”, detalló.
Lo que queremos es que la gente haga conciencia de que el daño, además de hacérselo al ambiente, se le hace a la sociedad”. Fernando Rosabal
Ecologista
Fernando explica que la mayor parte de la basura que llega a esa playa proviene del río Tárcoles, al que llegan muchos de los desperdicios de quienes viven en la Gran Área Metropolitana.
“Lo que más se recoge son palitos de popis, tapas, cepillos de dientes, zapatos, telas, botellas, estañones, llantas y juguetes. Nosotros no vamos a estar toda la vida limpiando la playa, por eso es que las personas deben hacer conciencia para que toda esa basura no llegue hasta aquí”, dice.
Actualmente Ecotárcoles forma parte de un grupo de 40 organizaciones llamado Guardianes del Ambiente. Si usted desea unirse, lo puede hacer comunicándose con ellos a través del perfil en Facebook “Ecotárcoles”.