La Teja

LA VIVA HISTORIA DE UNA FOTO

- Eduardo Vega eduardo.vega@lateja.cr

A mediados de agosto de 1919, Jesús Blanco Castro estaba muy enfermito; sin embargo, todavía tenía fuerzas para poder cumplir el sueño de toda su vida: conocer el mar.

Por eso sus familiares lo llevaron a Puntarenas, en donde cumplió su gran deseo… ¡y también encontró la muerte!

La visita a Puntarenas, con la muerte incluida, quedó registrada en una particular fotografía que el pasado 30 de agosto cumplió 100 años. Es el retrato de cuatro vivos posando con el muerto, Jesús.

Después de cien años se puede hablar de dos grandes historias alrededor de la fotografía. La primera tiene que ver con la decisión de una familia de cumplir el sueño de un moribundo. La segunda, cómo esa misma familia logró conservar una fotografía extraña, y por qué no, para muchos hasta macabra.

La foto la vimos en el Facebook “Fotos Antiguas de Costa Rica”, la rastreamos y decidimos contarles la historia este 2 de noviembre por ser el Día de los Difuntos.

En carreta a Puntarenas. La historia de la fotografía comenzó a escribirse muy lejos de una playa, en el distrito Laguna del cantón de Zarcero, ahí nació y vivió Jesús hasta sus 27 años, edad a la que murió por una extraña enfermedad, la cual nunca lograron identifica­r.

En 1919, la salud del protagonis­ta de esta historia poco a poco comenzó a decaer. Él lo sabía y por eso le dijo a su familia que no quería morirse sin cumplir el gran sueño de su vida. A pesar de que sabía que estaba muy afectado para hacer el viaje, les dijo que se la jugaría por el simple hecho de ver las olas del mar.

Al principio la familia no le dio pelota porque ya él estaba en cama y muy malito; sin embargo, insistió tanto que cuatro de sus familiares tomaron la decisión de no quedarse para el resto de sus vidas con el remordimie­nto de no cumplirle la última voluntad a un enfermo que ya se veía muy grave.

De Zarcero a Puntarenas, en aquella época, el viaje sólo se podía hacer de una forma: por tierra y en carreta jalada por bueyes, un viaje que podía durar entre 6 y 7 días.

Entonces Prudencio Alfaro (cuñado), Leoncio y Abelardo Blanco (hermanos) y Manuel Alfaro (primo lejano), le dijeron a la familia que alistaran todo porque se llevarían a Jesús en carreta hasta Puntarenas.

La muerte se esperó. Una posibilida­d era que falleciera en el camino por lo pesado del viaje, pero la muerte le tuvo piedad y se esperó hasta que pudo sentir la brisa marina, ver las olas del mar y disfrutar del agua salada por un instante.

Ni una hora después de cumplir su sueño, Jesús falleció.

Al morir, a los familiares que hicieron el viaje se les vino un problemón encima. Debían enterrarlo en Puntarenas pues era imposible llevarse el cadáver por e l largo recorrido de regreso, pero ¿les iban a creer en la casa que realmente Jesús murió?

Por eso a los cuatro se les ocurrió una genial idea que era bien rara para la época, tomarse una foto todos juntos, hasta con el finado, para demostrar que el muerto sí estaba bien muerto, además, para que la foto sirviera para llorarlo, recordarlo.

Sin mucho problema, en Puntarenas localizaro­n a un fotógrafo, quien aceptó la muy tenebrosa misión de hacer una foto con un muerto.

De acuerdo al sello que tiene la imagen en la parte de atrás, el fotógrafo se llamó Felipe Rosales.

Playa de tumba. Después de la foto tenían que enterrarlo rápido, antes de que empezara a descompone­rse. Como para aquel entonces no había cementerio en Puntarenas, lo enterraron en la puritica playa, frente al sueño de toda su vida, el mar.

Una vez sepultado, los familiares recogieron la foto y se devolviero­n a Laguna.

La verdad la noticia no tomó a nadie por sorpresa, pero siempre golpeó mucho a la familia, sobre todo a sus nueve hermanos y sus cuatro hijos (Ignacio, Germán, Irene y Berta).

¿Y la foto?. La foto pasó como 50 años en cajas que guardaban las pertenenci­as de la familia Blanco Valenciano, hasta que la encontró doña Eva Corrales, tía del fallecido. La señora se encargó de guardarla con mucho cariño.

Doña Eva sintió que era bueno contar la historia de esa foto

La foto es parte de la familia, hasta los nietos la ven y saben la historia”.

Douglas Valenciano

Sobrino nieto de Jesús

tan y piensan que esa foto es hasta tenebrosa; sin embargo, para todos en casa es normal, los más chiquitill­os la ven y no se asustan porque primero les contamos la historia del viaje a Puntarenas y les explicamos que es un familiar que fue muy buena persona”, nos contó don Quincho.

La foto es como un familiar más para los Valenciano Blanco, de hecho, Douglas y Ulises, aseguran que es un gran tesoro.

Desde hace varios años Douglas es el encargado de cuidar con su vida la imagen del muerto, tanto así que la primera pista que tuvimos nos puso en contacto con don Juan Gabriel Valenciano, quien tiene 85 años y es hermano de don Quincho.

“Esa foto es un tesoro familiar, la tiene mi hermano José Joaquín, llámelo a él para que le cuente la historia”, nos dijo.

¿Tiene usted una foto

igual?. Después de buscar en Google y en diferentes páginas de Facebook, como “Fotos Antiguas de Costa Rica”, no ubicamos otra foto de familias ticas posando con un muerto.

En algunos comentario­s nos decían que tenían y hasta varias, pero nadie soltó la sopa, entonces decidimos aplicar una filosofía muy a la tica: viendo el payaso, soltando la risa, pero nadie subió ninguna fotografía.

Incluso, contactamo­s a la coordinado­ra de la unidad de proyección institucio­nal del Registro Nacional, doña Maureen Herrera, quien nos respondió lo siguiente: “Le consulté a mi compañero Javier Gómez, jefe del archivo histórico, y me informó que en el archivo lastimosam­ente no contamos con fotos de ese tipo”.

Por eso, si usted tiene una foto parecida, puede contactarn­os y nos cuenta el cuento.

 ?? CORTESIA ??
CORTESIA
 ?? MAYELA LÓPEZ ?? Doña Eva Corrales, tía del difundo, guardó la foto y contó la historia para que jamás se olvidara, hizo un gran trabajo. Esta es una de sus cédulas, allá por la mitad del siglo pasado.
MAYELA LÓPEZ Doña Eva Corrales, tía del difundo, guardó la foto y contó la historia para que jamás se olvidara, hizo un gran trabajo. Esta es una de sus cédulas, allá por la mitad del siglo pasado.
 ?? MAYELA LÓPEZ ?? Don Jesús Blanco está sentado en el centro, ya fallecido, es el único recuerdo de su paso por este mundo.
MAYELA LÓPEZ Don Jesús Blanco está sentado en el centro, ya fallecido, es el único recuerdo de su paso por este mundo.
 ?? MAYELA LÓPEZ ?? Esta es la parte de atrás de la foto, se puede notar el sello del fotógrafo y la fecha, puesta a mano por doña Eva.
MAYELA LÓPEZ Esta es la parte de atrás de la foto, se puede notar el sello del fotógrafo y la fecha, puesta a mano por doña Eva.
 ?? MAYELA LÓPEZ ?? Ulises (izquierda), don Quincho (al centro) y Douglas, todos familares del fallecido. Cuidan la foto como un verdadero tesoro familiar.
MAYELA LÓPEZ Ulises (izquierda), don Quincho (al centro) y Douglas, todos familares del fallecido. Cuidan la foto como un verdadero tesoro familiar.

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