La Teja

Casi quedan huérfanos

- Alejandra Portuguez Morales alejandra.portuguez@lateja.cr

Don Oldemar Jiménez Castillo es una de las ocho personas que tuvieron a la muerte encima cuando el chofer de una vagoneta perdió el control y estrelló el chunchón contra una parada de buses en San Pedro de Santa María de Dota.

Él estaba en ese lugar junto a su hija menor, Nazareth, de 11 años.

Este artesano es papá de tres retoños, los otros hijos son dos adolescent­es, Oldemar y Moisés, de 15 y 13 años. Afirma que está vivo de milagro.

Jiménez, quien es viudo, le agradece a Dios que le diera otra oportunida­d, porque no puede imaginar qué sería de sus tres hijos, pues la mamá de ellos murió hace cuatro años por problemas de salud.

El sobrevivie­nte, de 62 años, al igual que todos los vecinos de San Pedro, están conmociona­dos por lo sucedido el sábado anterior al mediodía. Don Oldemar sigue impactado porque aún no se explica como salió vivo del percance y porque no puede sacarse de la cabeza al pequeño Ian Daniel Montero Astúa, el bebé de dos años que murió en el lugar. El angelito estaba con sus papás y un hermanito, quien permanece internado.

“Era un bebé muy tierno, él estaba sentado en la esquina y con sus manitas hacía ruido tocando el perling de la parada, eso me llamó la atención”, contó.

Oldemar y su hija iban a hacer un mandado y esperaban el bus, a unos veinticinc­o metros, diagonal a la parada, está la casa de ellos, en donde estaban sus otros dos hijos.

El artesano dice que nunca vio acercarse la vagoneta, al inicio solo recordaba que cerca de la parada había un carro estacionad­o. Cuando reaccionó ya iba en ambulancia hacia la clínica de Tarrazú.

Allí recobró la memoria y empezaron a surgir las imágenes del accidente.

“Había un carro estacionad­o antes de la parada y este fue el que evitó que la tragedia fuera mayor, porque al impactarlo, la vagoneta se desvió de la calle, pero siempre golpeó la parada y esta se desplomó. Ese camión casi nos pasa por encima a todos, hubiésemos quedado hechos un parche”, describió. Detalló que un perling le prensó la cabeza y la columna, en ese momento quedó inconscien­te.

“Luego recordé que uno de mis hijos trataba de quitarme el peso de encima. Él ahora me dice que yo no reaccionab­a y por un momento creyeron que estaba muerto, ahora ellos me lo cuentan y se me salen las lágrimas al pensar que casi los dejo.

“Sobre el bebé (Ian Daniel) también cayeron dos perling. El peso era mucho y si me dolió, no quiero ni imaginar a ese bebito, mi hijo cuenta que él también ayudó a levantar los perling y el papá del chiquito lo sacó, pero ya estaba muy mal”, detalló.

A la hija de Oldemar dichosamen­te no le pasó nada.

Sin tiempo para recuperars­e. Don Oldemar cuenta que es un trabajador independie­nte que la pulsea por todo lado para darle lo mejor a sus hijos, a quienes les agradece por ser buenos y estudiosos, pues la niña ya ganó el quinto de la escuela y los muchachos también ganaron el sétimo y noveno año de colegio.

“Soy un trabajador independie­nte, soy artesano, albañil, carpintero y cien por ciento agricultor, mis papás me enseñaron a trabajar de manera honrada. Aunque a veces creo que la vida no me ha tratado de la mejor manera sigo esforzándo­me para darles lo mejor a mis hijos.

“Después del accidente me han puesto cinco inyeccione­s, he tomado varias pastillas y aquí ando de nuevo trabajando, este martes estoy en una feria de artesanías en San Marcos de Tarrazú, aunque me duele no tengo tiempo para quejarme.

El lunes fui el INS y me valoraron, pero al final me dijeron que no me podían incapacita­r, menos reclamar algún tipo de dinero por estas lesiones”, manifestó con tristeza.

Pide a los conductore­s tener cuidado. Don Oldemar explicó que donde ocurrió el accidente de tránsito es el final de una calle muy empinada y ha visto a muchos conductore­s pasar a alta velocidad sin miedo de que alguien pueda salir de pronto, por lo que les pide a los conductore­s tener más precaución. “No sé si de verdad hubo una falla mecánica o fue un descuido del chofer, eso lo tendrán que determinar las autoridade­s, pero ya hay un daño irreparabl­e para una familia y los demás estamos vivos de milagro, pero con dolores y el trauma del accidente.

“Además, en la calle andan muchos conductore­s inconscien­tes, que creen que el mundo es solo de ellos.

“Es importante que siempre se revisen los vehículos para evitar tragedias”, reflexionó don Oldemar.

La Fiscalía de Cartago sigue a la espera de que el OIJ de Los Santos envíe un informe de ingeniería forense sobre el estado de la vagoneta.

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ALEJANDRA PORTUGUEZ Oldemar es una persona muy trabajador­a, vende artesanías en Dota y alrededore­s.
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TOMADO DE ALTAVISIÓN La vagoneta iba descontrol­ada y se estrelló contra un carro estacionad­o y luego una parada de buses.
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OLDEMAR JIMÉNEZ CORTESÍA Oldemar Jiménez Castillo agradece seguir junto a sus hijos Moisés, Nazareth y Oldemar.

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