¿Y si Alonso es inocente?
La Fundación Instituto de Apoyo al Hombre (Fundiapho) se pronunció sobre la denuncia de supuesta violencia doméstica que puso en contra de Alonso Solís su esposa Deborah Soto.
Expresó que si bien en este momento no hay certeza sobre si hubo o no agresión por parte del Mariachi, enfatizó que sí se ha irrespetado el derecho del exfutbolista de demostrar su inocencia.
Eugenia Quesada, presidenta de Fundiapho, manifestó que el caso de Solís es muy preocupante porque su imagen ha sido manchada y el caso ha tenido repercusiones hasta en el plano laboral.
“En primer lugar, en este momento nadie tiene la certeza de que hubo agresión por parte de Solís. Pero de lo que sí hay certeza es de que se violaron sus derechos constitucionales”, dijo.
Expresó que eso es así porque no se ha respetado el principio de inocencia y dijo que no aplica solamente en el caso de Solís, sino que en general los hombres no tienen derecho a defenderse. “Están a la inversa y pueden demostrar su inocencia hasta que se demuestre lo contrario”, manifestó.
Medidas preventivas. La abogada destacó que en el caso de Solís, la medida de protección solicitada por su esposa es de carácter preventivo y aún no se puede dar por sentado que el exfutbolista agredió a Soto.
“A Solís le suspendieron el contrato laboral, mientras se demuestra su inocencia y eso va en contra de lo que dispone la Constitución Política. En el país hay casi 2.5 millones de hombres y con solo el hecho de nacer hombre se hace una cacería de brujas, se cree que el hombre es agresor por naturaleza. Si una mujer dice que le pegó no buscan pruebas y a veces todo se da por sentado”, insistió Quesada.
“Ante la opinión pública él quedará como agresor y eso se debe a la sensibilidad que hay en el tema de femicidios”.
Quesada dijo que eso se debe en parte a la satanización que ha hecho el Inamu de la figura del hombre y que algunas instituciones, como el Poder Judicial y la Fuerza Pública no logran ver la realidad del país, donde también hay hombres agredidos, insistió.
Denuncien. Para Quesada, el hecho de que Solís no hablara por un tiempo muestra la problemática oculta de la violencia.
“En un momento él guardó silencio y en una entrevista con La Teja confesó que su mamá estaba preocupada porque lo fueran a matar. Los hombres callan, viven en silencio y sus familiares y amigos sufren con ellos la agresión”.
“Los hombres son agredidos día a día. El año pasado se presentaron cerca de 12.700 solicitudes de medidas de protección y hay más, pero se rechazan. En el año llevamos cinco androcidios (asesinatos de hombres) y nadie se ha pronunciado al respecto”, reflexionó.