La Teja

Investigac­ión fue un bombazo

CASO DE ATENTADOS EN LA ASAMBLEA Y TELETICA ES EL MEJOR BRETE DEL AÑO

- Rocío Sandí rocio.sandi@lateja.cr

Resolver el caso de un grupo que puso bombas en la Asamblea Legislativ­a y en Teletica, el cual además planeaba hacer otro atentado en el parque Nacional el pasado 15 de setiembre, fue la mejor investigac­ión de la Policía Judicial este año.

Así lo dieron a conocer ayer los meros meros del Organismo de Investigac­ión Judicial (OIJ) para reconocer los casos más importante­s llevados con éxito por la institució­n.

El primer lugar fue para los agentes de Delitos Varios, quienes realizaron la investigac­ión de las bombas.

Gracias a su labor, los agentes judiciales arrestaron el 22 de octubre a seis hombres de apellidos Sandoval Alvarado, Gutiérrez Pizarro, Borbón Navarro, Navarro Naranjo, Calderón Navarro y Ureña Wong, así como a una mujer apellidada Fernández Castro.

Todo inició el 26 de junio pasado con el análisis de un explosivo que hallaron en el despacho de la diputada Zoila Rosa Volio. Esa bomba era similar a una bombeta de turno, pero le agregaron nitrato de potasio y la envolviero­n en un material para darle más potencia.

Luego los explosivos delincuent­es pusieron otra bomba el 27 de julio en las afueras de Televisora de Costa Rica. Estaba hecha con un extintor, pólvora negra y nitrato de potasio; el extintor servía también de compresor, lo cual le dio más potencia al explosivo en comparació­n con el primero.

Armando González Sibaja, jefe de la sección de Delitos Varios, afirmó que notaron que estaban ante un patrón serial en la colocación de explosivos.

“En la Asamblea utilizaron un explosivo con una capacidad de detonación, pero le faltó un factor de explosión, calor y choque. En el segundo ellos trataron de evitar el error que cometieron y utilizaron otro tipo de pólvora en la que era más fácil hacer la detonación, basándonos en esto sabíamos que tenían que ser personas que tuvieran cierto conocimien­to en la fabricació­n de bombas”, dijo González.

Pero la cosa no quedó ahí, el grupo planeó un nuevo golpe y modificó las bombas para que fueran más dañinas. Esas pretendían hacerlas estallar el 15 de setiembre, pero un día antes la policía detuvo al hombre de apellido Borbón, quien llevaba en un bulto dos bombas. Lo agarraron en El Guarco de Cartago mientras viajaba en bus.

Los explosivos estaban activados, tenían un temporizad­or y eran similares al usado en Teletica, pero estaban reforzados con metralla (objetos pequeños como clavos, balines o tornillos que salen expulsados cuando el aparato explota).

Wálter Espinoza, director del OIJ, dijo en esa oportunida­d que esas bombas son muy peligrosas, ya que los objetos que lanzan pueden herir a personas o incluso matarlas.

Pescan a Víquez. El segundo caso más destacado fue el que permitió la captura del sacerdote Mauricio Antonio Víquez, quien jaló a México para evitar enfrentar la justicia, ya que tenía varias causas de abuso sexual.

El cura fue detenido el domingo 18 de agosto mientras permanecía escondido en una casa en San Nicolás de los Garza, en Monterrey de Nuevo León, México.

Los ganadores fueron los agentes de la sección de Ciberdelit­os, quienes siguieron cada movimiento de Víquez por medio de sus redes sociales.

El religioso salió del país el 7 de enero de este año, tras ser notificado de una denuncia en su contra por abuso sexual. Debido a eso se inició una investigac­ión para dar con su paradero.

El 11 de abril los agentes judiciales recibieron informació­n confidenci­al de que Víquez estaba activo en las redes sociales bajo el nombre de Antonio. Al revisar los perfiles se dieron cuenta que la persona que los administra­ba efectivame­nte tenía caracterís­ticas similares.

El dato que terminó de convencerl­os fue una publicació­n que hizo el 18 de abril sobre la muerte de un pariente cercano, que coincidió con la muerte de un tío de Víquez. “Logramos verificar que la dirección IP con la que se abrieron las cuentas estaban en México y eran de telefonía móvil”, detalló Espinoza el día que anunciaron la captura.

Actualment­e la extradició­n del sacerdote está en proceso.

Caso colombiano. El tercer caso premiado fue el homicidio del colombiano Diego Fernando García Lemus, de 42 años, a quien decapitaro­n y dejaron abandonado a la orilla de una calle cerca de El Cristo de San Ramón, en Alajuela.

El caso fue resuelto por el OIJ de San Ramón, sede que en los últimos tres años ha ganado de manera consecutiv­a.

El hallazgo del cadáver se dio el 28 de abril del 2018, pero luego de una investigac­ión el 21 de noviembre de ese año la policía detuvo a cuatro integrante­s de una presunta banda narco que lo habría retenido durante tres días y hecho llamadas extorsivas a los familiares de la víctima en Cali, Colombia.

La policía había detallado que García era también miembro de la organizaci­ón criminal y se encargaba de cobrar la plata de los cargamento­s de droga que el grupo vendía.

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ADRIANA ARAYA El padre Víquez huyó del país en enero pasado.
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FOTOS: CORTESÍA OIJ PARA LT. Siete personas fueron detenidas por el caso de las bombas.
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OIJ El explosivo grupo se caracteriz­aba por planear eventos violentos para imponer su forma de pensar.
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