Dinosaurios invaden Heredia
Los dinosaurios se extinguieron hace millones de años, pero su recuerdo vive más que latente en el corazón y en la mente de los niños, quienes son superfiebres de estos animalotes.
Es por eso que cada vez que aparece algo nuevo de los dinos cualquier pequeño se ilusiona con conocerlo, y ahora tienen un maravilloso mundo de fantasía para darle rienda suelta a su imaginación en Dinoworld.
Este gigantesco mundo abrió sus puertas, el pasado viernes, en San Pablo de Heredia.
Está ubicado en el centro comercial Zona 5, del restaurante Casona de mi tierra, 100 norte y 100 oeste.
El lugar es chivísima y desde que se entra se siente la influencia de los Triceratops, Velociraptor, T-rex, entre otro montón de mamulones. El más grande llega a medir hasta unos 4 metros. Es impresionante para la vista.
En total son 22 bichotes, que pueden mover los ojos, el cuerpo y la cola. Hay puentes colgantes, trampolín, tres canopys, una pared escaladora y un lugar lleno de arena para escavar y encontrar grandes sorpresas. Allí los pequeños pueden pasar horas de horas muy entretenidos.
Lo más importante es que es un lugar inclusivo, es decir, da trabajo a personas con necesidades especiales.
“Tenemos personas con diferentes necesidades, hay ciegos, sordos, en sillas de ruedas, con síndrome de down y ya esos pequeños detalles que hacen el mundo diferente empezaron a surgir, verlos ayudarse mutuamente llena el alma, aquí casi ninguno tiene experiencia, pero uno aprende de ellos todos los días, esa fuerza, lealtad, entrega y fidelidad es increíble”, destacó Fabiola Rodríguez, administración de Dinoworld.
“La idea surge desde el corazón hace muchos años, es un proyecto para educar y los dinosau
rios son una pasión, tanto para los niños como para los grandes y por eso sabemos que son de los mejores vehículos para llevar un mensaje”, aseguró.
El día de la inauguración, los niños invitados la pasaron bastante bien, fue un gran augurio de lo feliz que hará a quienes visiten el parque.
“Fue increíble ver a los primeros chiquitos entrando, eso es gratifican
te, yo digo que estamos creando una fábrica de sonrisas”, afirmó
Hans Dust, quien forma parte de la administración del lugar.
Según ellos, una vez que pasaron aduanas, que fue lo más tedioso, la construcción del lugar tardó poco más de tres meses. Eso sí, breteando día y noche, pero valió la pena el gran esfuerzo.
La idea en un principio es que la exhibición esté al menos unos ocho meses, todo depende del gusto del público.
“Nuestro compromiso es dejar huella, colaborar con nuestros compañeros de trabajo y ofrecerles la posibilidad de desarrollar su autoestima y que puedan volar”, agregó Fabi.