La Teja

CÁNTELO Y SIN MICROFONO

- Karen Fernández karen.fernandez@lateja.cr

Diciembre es un mes en el que abunda la fiesta, pero nunca falta un vecino que se pase de la raya con la bulla que no deja dormir a los demás.

Por eso, si usted vive en un barrio donde hay algún desconside­rado de esos de patada larga queremos que esté preparado y sepa qué hacer para cantarlo y sin micrófono.

Lo primero que tiene que saber es que no importa la hora que sea, usted puede llamar a la Policía en el momento que crea que le alteran la paz que necesita para descansar, así sean las 8 a. m. 3 p. m. o 10 p. m.

Si la pega de chorizo está con la música a todo volumen llame a la delegación policial más cercana para que manden una patrulla y los pongan en cintura.

Eso fue lo que aplicó Maribelle Quirós, vecina de Tibás el pasado 14 de diciembre, cuando uno de sus vecinos, a medianoche, no solo tenía la música a más no poder, sino que gritaba en un karaoke: ¨Hola vecinos¨... ¿así o más cascarudo?

Heche pa’ su saco. La experienci­a de ella la podemos poner en práctica todos.

“Cuando llamé, el oficial que me atendió me quiso inducir a error y me dijo que ellos no atendían denuncias, que esas solo las hace el Ministerio de Salud. Yo lo que quería era que me mandaran una patrulla para acabar con ese escándalo y poder descansar tranquila esa noche, pero imagínese que yo me hubiese quedado con lo que el oficial me dijo y el otro sigue con el escándalo toda la noche”, contó Quirós.

Y póngase vivo, porque si en la Fuerza Pública le dicen que la patrulla anda atendiendo algún otro incidente, está bien, no llegarán de inmediato, pero le tienen que llegar cuando se desocupe.

Caso extremo. Lo que le pasó a doña Maribelle no es nada comparado con lo que viven los vecinos del bloque H del residencia­l Cartago, en el centro de la Vieja Metrópoli.

Desde hace casi dos años se mudaron unos inquilinos a una de las casas de ese bloque y comenzaron las fiestas, las cuales arrancan entre las 10 p. m. o las 12 a. m. y las extienden hasta las 4 a. m.

Y lo peor es que no importa el día de la semana que sea, jan el volumen, pero cuando la patrulla da media vuelta la pachanga vuelve a salirse de control.

“Intentamos primero hablando directamen­te con ellos, pero nos reclamaron que por qué fuimos a reclamarle a sus hijos. Luego lo intentamos con el dueño de la casa, que tampoco fue muy colaborado­r. Pusimos la denuncia ante el Ministerio de Salud y en los Tribunales porque también ha habido amenazas contra mí y mi familia y hasta un recurso de amparo que nos dio la razón, pero aún seguimos con el problema”, indicó el brumoso, quien prefirió no publicar su nombre para evitar más problemas.

La fiesta más reciente fue hace ocho días y la música la pusieron tan duro que hasta cimbraron las paredes.

Si se sintió identifica­do, puede interponer la denuncia en el área de salud más cercana (hay una en cada cantón) o vía Internet, llenando un formulario que está en la página de web del Ministerio de Salud, la cual es: www.ministerio­desalud.go.cr

Mejor la web. Recuerde que a partir de este 20 de diciembre todas las institucio­nes estarán cerradas, por lo que la única forma será mediante la web.

“La policía de proximidad debe levantar un acta de observació­n donde describan todo lo que vieron y llamarle la atención a los vecinos que estén incomodand­o a los demás. Si después de que se van suben de nuevo el volumen debe llamar de nuevo para que regresen, hagan otra acta y le adviertan a los bullicioso­s que si no hacen caso se les acusará de desobedien­cia a la autoridad”, explicó el director de Legal Center Abogados, Pablo Solano.

Las personas que desobedezc­an la autoridad se exponen a una pena de cinco a treinta días multa (salario base de un profesiona­l 1 del Poder Judicial) por desobedien­cia a la autoridad según el artículo 396 del Código Penal.

Para que tenga una idea, una persona que gana ¢350.000 al mes, si lo castigan con cinco días multa, tendría que pagar 29 rojitos y si no paga, también puede ir a dar a la cárcel.

Si los escandalos­os además obstruyen el paso por la acera o la calle con parlantes, una parrilla o toldo, se exponen a que se los decomise la Policía o hasta le bajen las placas a los carros”. Pablo Solano

abogado de Legal Center

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