La Teja

Y LA NAVIDAD

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La Teja publicó ayer tres historias que llaman a la reflexión. Por un lado está la historia del pescador desemplead­o esteban Rivera y su familia. Rivera tiene dos años sin trabajo y era el único que llevaba plata a la casa.

“Para mí, las dos últimas navidades han sido demasiado dolorosas. Antes de quedarme sin trabajo podía llevar comida y ropa a la casa y ahora, de no ser por la caridad de la gente, mis nietos ni siquiera tendrían una mudadita para estrenar en estos días”, dice este pulseador de 66 años. se ganaba la vida pescando camarón por medio del arrastre, pero desde que eso se prohibió en el país todo se puso cuesta arriba.

“Antes entre los vecinos celebrábam­os la navidad y si yo podía les traía pescado y camarones. La comida abundaba, no me podía quejar. Ahora hay momentos en los que comemos una vez al día y no podemos pensar en tamales ni mucho menos en una cena o en comprar regalos”.

En Costa Rica hay 45.000 personas en la misma situación que él. Es gente que lleva más de un año sin conseguir trabajo; es decir, que pasarán otra navidad muy complicada mientras hay gente que se dedica a malgastar lo que tiene o la platica que le llega, por ejemplo, por concepto del aguinaldo.

Las otras dos historias son las de Ovidio Jara y Juan Fonseca, quienes trabajaron con la empresa chiquita hasta marzo, de este año, cuando cerró. Ambos contaron lo difícil que es para ellos enfrentar estas fechas sin el tremendo empujón que es el aguinaldo, un derecho que tenemos todos los trabajador­es en el país.

Quienes tienen trabajo cuentan, sin duda, con uno de los más grandes regalos que esta navidad puede traerles.

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