Gepetto de corazón muy grande
Peluches que hablan, robots que reviven, carros de control remoto, cientos de juguetes pasan por las manos de Guido Pacelli, un pensionado de Alitalia, que les da una segunda vida para la Navidad de los niños pobres de Roma.
“El mejor regalo es arrancar una sonrisa a esos niños que han pasado por tantas dificultades”, confiesa Pacelli, de 68 años, conocido como Guido Reparajuguetes.
En su pequeño taller en la sede de la Asociación Salvamamme, una ONG que ayuda a madres y niños con pocos recursos, ubicada dentro de la Cruz Roja italiana, Guido, armado sólo con un destornillador, un microscopio y un soldador, repara todo tipo de dispositivos.
“Hace poco reparé un tractor Caterpiller, juguete del que un niño se enamoró. Me llamó todos los días hasta que encontré lo que le faltaba”, contó.
Desde hace dos meses Guido trabaja a pleno ritmo para recomponer cerca de 50 a 70 juguetes al día, con tal de poder repartirlos a niños pobres, enfermos, hijos de desempleados y de emigrantes.
“Les dejan las pilas y los contactos se oxidan”, explica mientras cambia las baterías de una guitarra eléctrica que extrae de una montaña con muñecas, computadoras de plástico, carillones para recién nacidos.
Guido, quien forma parte de la asociación desde que se jubiló en 2011, es parte del engranaje que incluye desinfectar y empacar el juguete que será abierto en Navidad, muchos de ellos en hospitales públicos.
Con su quimono de trabajo azul, se ha convertido en todo un personaje gracias a su experiencia como técnico aeronáutico.
“Este osito de peluche con músicamlo envió la fábrica directamente porque tenía un defecto. Lo reparé y ahora va a un niño en un hospital”, dice.