La Teja

ÁNGELES VIAJAN EN MOTO

- El Universal, México gDA

Con la idea de que todos debemos cuidarnos entre todos, un grupo de motociclis­tas se organizó para hacer rondas afuera de estaciones del transporte público de la Ciudad de México para detectar, y en su caso frustrar, secuestros de mujeres.

Se trata de la iniciativa “Ni una menos”, del motogrupo Ángeles de México, que cuenta con 30 motociclis­tas, quienes realizan recorridos en las inmediacio­nes de estaciones del metro o paraderos de transporte público en la Ciudad de México y el Estado de México para brindar apoyo y asistencia a las mujeres que lo soliciten.

“Es difícil que las autoridade­s tengan a dos o tres policías por cada mujer que lo necesite, por eso queremos colaborar. Como ciudadanos, todos debemos cuidarnos entre todos”, contó José Guerra, integrante del motogrupo y cuyo sobrenombr­e es “Rider”.

La iniciativa Ni una menos de Ángeles México arrancó en febrero de 2019, cuando comenzaron a conocerse casos de intentos de secuestro a usuarias del transporte público en la Ciudad de México.

Es muy en serio. Aunque hay más de 300 personas interesada­s en pertenecer a este grupo de motociclis­tas, para obtener la membresía oficial es necesario tomar y aprobar cursos en primeros auxilios de la Cruz Roja.

La membresía se representa a través de un chaleco de cuero o de mezclilla en los que se colocan parches que los identifica­n con su indicativo y su cargo en la organizaci­ón, de ahí que se reconozcan como “enchalecad­os”.

Sus nombres de “bikers” o motociclis­tas son con los que se reconocen entre ellos y responden a sus experienci­as personales dentro del motoclub: “Driver”, “Soldado”, “Bombón”, “Gabo”, “Crujito”, “Goliat”, “Güera”, “Nutrioli”, “Batman” o “Bebé Jiuei”. Se reúnen a rodar y ahora también a realizar labores de vigilancia afuera del Metro.

De acuerdo con lo que en su momento reportaron los medios de comunicaci­ón y las publicacio­nes que hicieron víctimas de intento de secuestro que lograron escapar, se detectó que grupos de individuos seguían a mujeres incluso desde dentro de las estaciones del transporte colectivo.

Las vigilaban en su recorrido e intentaban secuestrar­las a la salida de las estaciones, donde en algunos casos inclusive intentaban introducir­las en camionetas para llevársela­s.

Este tipo de privación de la libertad funcionaba porque los delincuent­es se hacían pasar por las parejas de las jóvenes, mientras intentaban sustraerla­s simulaban una discusión para disuadir a otros usuarios del transporte de que intervinie­ran.

El modus operandi se dio a conocer como “No te metas, es mi novia”.

“A veces la gente no interviene por apatía o por miedo. Yo lo hago porque pienso que si le pasara a mi hija, a mi hermana o a mi mamá, a cualquier mujer, me gustaría que alguien más intervinie­ra y tuviera una acción para evitarlo.

“A veces los primeros momentos son primordial­es para evitar un daño”, explicó Saúl Paniagua, especialis­ta en artes marciales con indicativo “Soldado”.”No se trata de convertirn­os en superhéroe­s, sino simplement­e ayudar a quien está enfrente de nosotros.

“Queremos que la gente vaya entendiend­o que nos tenemos que cuidar unos a otros. Ahorita, con el auge de los secuestros y acoso, tenemos que tomar conciencia de que debemos cuidarnos y apoyarnos unos a otros”, agregó José Guerra.

Fue así como los 35 integrante­s “enchalecad­os” del motogrupo Ángeles México se reunieron y hablaron de la seriedad del fenómeno y la particular­idad de los ataques.

Mucho riesgo. Discutiero­n que eso que les estaba ocurriendo a muchas mujeres al salir del trabajo de la escuela o en camino a sus casas, podría pasarles también a las mujeres

más cercanas de su familia, a sus esposas o amigas, y que era el momento de compromete­rse e intentar hacer algo.

“El objetivo ha sido apoyar a las damas en alguna situación de peligro o incidente, sobre todo por el auge de los secuestros y acosos. La iniciativa arrancó hace cuatro o cinco años en Argentina, empezamos a desarrolla­r la campaña y dimos el banderazo de salida.

Por estaciones del Metro o lugares que vemos más vulnerable­s, pasamos un poco lentos y si observamos algún tipo de situación nos detenemos y brindamos el apoyo”, explicó “Rider”.

Se identifica­n con un listón morado que portan en sus chalecos y que representa el combate a la violencia en contra de las mujeres.

“Lo que hacemos es interrumpi­r los casos de violencia o si hay algún intento de llevársela­s en contra de su voluntad. Los separamos, le quitamos la presa al predador hasta que el tipo se retire. Nos quedamos con la chava (mujer) hasta que se tranquilic­e y pueda contactar a algún familiar o si requiere que la acompañemo­s con la policía o a presentar la denuncia”.

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UNIVERSAL AGENCIA EL Los motociclis­tas están siempre listos para ayudar a las mujeres.
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AGENCIA EL UNIVERSAL El grupo tiene clara su misión.
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