“Soy buena gente, no tengo enemigos”
Agustín Lleida, el famoso gerente deportivo de Alajuelense, ha sido noticia desde el sábado por cuestionar cómo la Liga, pese a vender más camisetas que el Herediano o tener mejores taquillas, no puede competir económicamente con los florenses a la hora de contratar jugadores.
Jafet Soto, fiel a su estilo, no se quedó callado y este lunes soltó su artillería pesada contra el ibérico, el cual reconoció que no es santo de su devoción. Además compartió un audio de Lleida de diciembre del 2018, en el que vacilaba que vendía humo y que extrañaba el talento del futbolista mexicano (el español trabajó con el Pachuca), para dejarlo en mal.
Ese día, La Teja le preguntó al gerente florense si sería posible que se sentará a tomar un café con Lleida y terminar con las diferencias, pero contestó con un rotundo no.
“Yo solo me siento con mis amigos, no soy hipócrita, ni voy a montar un show porque sí, porque eso sería la mentira más grande”, enfatizó Jafet.
Si algo caracterizó el 2019 ha sido la tiradera de Soto hacia el europeo, quien en su perfil de Twitter se presenta como: “gente de fútbol entre otras cosas... y buen tipo ;)”.
Incluso, en la primera entrevista que le dio a La Teja, en julio del 2018, el catalán dejó claro que no tenía enemigos y reiteró ser buena gente, algo que solo él sabe si todavía mantiene o cambió de criterio debido a la intensidad con la que Jafet le tira. Usted se define en su perfil web como un preparador físico y una persona buena gente. ¿Podríamos decir que maneja un estilo como el del técnico de Uruguay, Óscar Washington Tabárez?”, le preguntó La Teja en esa ocasión a Agustín, a lo que él contestó lo siguiente.
“No conozco al profe Tabárez, sé de su trayectoria y lo que sí puedo decir es que soy una persona llana, muy cercana, humilde, a la que le gusta mucho su trabajo y le gusta estar en casa con su familia, conversar con la gente, hablar de fútbol. Me considero buena gente, no tengo enemigos”, manifestó el español, de 34 años.
De hecho, en su sitio web, www.agustinlleida.com, explica con más amplitud sobre por qué se considera “buena gente”.
“Si me defino con esa frase es porque doy más importancia a la persona que a su trabajo o conocimiento, por eso siempre añado ese adjetivo en todas mis definiciones, porque ante todo, detrás de este proyecto, hay una persona que como tú, tiene interés por seguir progresando y aprendiendo”, dijo Lleida, quien ofrece cursos en línea.
Todo cambió. Lleida llegó a Alajuelense en junio del 2018 como director de desarrollo de liga menor y esperaba sacar cuatro jugadores por año capaces de jugar en el primer equipo y con posibilidad de colocarlos en el exterior.
Sin embargo, en mayo del 2019 lo ascendieron al cargo de gerente deportivo ante el despido de Javier Delgado. Ahí le tocó contratar al técnico Andrés Carevic, viejo conocido suyo durante los años que estuvo en México, y armar al equipo que terminó perdiendo el título del Apertura 2019 ante el Herediano.
“Me defino como preparador físico porque es lo que siento. Estudié la licenciatura en Ciencia y Actividad Física del Deporte, paralelamente hice todos los cursos de entrenador, tengo la licencia de la UEFA Pro, podría entrenar a una selección nacional.
“Pero en el camino me di cuenta que no era lo que más
No vengo a Costa Rica de vacaciones, vengo porque pienso que en la Liga están todos los ingredientes para que el proyecto tenga éxito”.
Agustín Lleida Gerente deportivo manudo
34 años tiene el gerente deportivo de Alajuelense
me llenaba y eso me llevó a orientarme más al perfil de preparador físico. Estudié cuatro másteres en Barcelona, Madrid y Murcia, para especializarme en preparación física”, respondió Lleida en esa ocasión a La Teja, respuesta que Jafet, incluso, leyó este lunes en la interminable conferencia de prensa que ofreció.
Aquella vez se le consultó a Agustín si un preparador físico podía ser entrenador y dejó claro que, en su caso, no se animaría a comerse la bronca.
De momento, las broncas que le toca comerse, además de no haber ganado la 30, es hacerle frente a la tiradera de un Jafet Soto que lo mordió y no lo quiere soltar.