La Teja

En un día bueno vendemos tres mil chiliguaro­s y en uno no tan bueno tresciento­s”.

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frente del Bahamas, aunque mantiene una buena relación con Mauricio.

La Teja visitó la casa del Chiliguaro (así también la bautizaron Luis y Mauricio) la cual tiene 30 años de existir y ha vivido, como muchos otros negocios, buenos y malos momentos, aunque estos últimos han sido los menos. Hicimos la visita motivados porque hace pocos días se reveló que Mauricio le ganó un pleito la Fabrica Nacional de Licores por el uso del nombre o marca Chiliguaro, de la cual Mau es el dueño e inscribió con todas las de la ley.

Luis es la cara visible del negocio, él está a cargo desde el 2011. No sabe por qué, los primeros administra­dores le pusieron ese nombre al local, lo que sí tiene claro, es que se ha convertido en un referente de la zona.

El ambiente es tranquilo, perfecto para tomarse unas birritas, conversar, probar una buena boca y degustar unos picosos tragos.

Hay quienes son más atrevidos y llegan a ligar, pues la magia del lugar también se presta para eso.

“Al bar se le han hecho algunos arreglos, pero no muchos para no perder la esencia porque a mucha gente le gusta este diseño que prácticame­nte no ha cambiado nada.

“Tenemos tres ambientes, uno es la barra, el otro la discoteca y tercero el bar que es más de música en inglés”, explicó Luis.

En cuanto a la música, ponen de todo, eso sí, Luis fue claro al decir que nada de reguetón.

“Este es un ambiente más de ska, ponemos los Fabulosos Cadillacs, Los Auténticos Decadentes, Los Pericos, pero también salsa, merengue y otros ritmos”.

Junto a Luis trabajan dos personas más, doña Margarita Hernández que se encarga de la cocina y Johan Rivera, quien administra; sin embargo, todos se reparten las tareas, como servir la comida y los tragos, limpiar, atender y cobrar.

“El ambiente es muy sano, lo que hemos querido es que la gente se sienta como en la casa. Aquí llega gente de todas las edades, pero por lo general uno se encuentra a jóvenes de 20 años y señores y señoras de 50”, añadió.

El negocio, tiene capacidad para recibir a 200 personas entre sentadas y de pie.

“Nosotros tenemos 40 mesas, una barra donde los que no se conocen se hablan y salen como amigos. Este no es un bar para que la gente venga a ver partidos porque solo tenemos dos pantallas y no somos futboleros, es más para compartir.

“Aquí la gente consigue comida que se vende en cualquier bar, desde chifrijos, alitas, papas y otras cosas más, pero nuestro fuerte es el choripán que es muy degustado

Luis Pablo Ayala. Dueño del bar Bahamas

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