La Teja

“EN LA BIBLIA TODOS SOMOS IGUALES”

- Franklin Arroyo franklin.arroyo@lateja.cr

Alba Onofrio, pastora de la iglesia Jubilee Community Church (de la Comunidad del Jubileo), niega que la Biblia defina a la familia como mamá, papá e hijos, como aseguran los grupos religiosos conservado­res.

Alba es teóloga, pastora y queer, es decir, una persona que pertenece a la comunidad LGTBQ. Los queer, dicho en sencillo, rechazan clasificar­se por su orientació­n sexual o su identidad de género.

Tiene 39 años, es estadounid­ense de origen colombiano y visitó nuestro país la semana pasada. Estuvo en una actividad de la Universida­d Nacional cuyo tema fue “La diversidad de las familias en la Biblia”.

Alba conversó con La Teja y dijo que le cuesta encontrar la idea tradiciona­l de familia en la Biblia.

“Incluso la familia de procedenci­a de Jesús no es así. José cría un hijo que no es suyo. El papá de Jesús es Dios, o sea, tiene dos papás y una mamá”.

Añadió que la familia de Jesús, cuando él es un adulto, tampoco es la típica formada por hombre, mujer e hijos.

“Tiene una familia elegida, un concepto importante para la comunidad. Jesús no se casó y escogió a doce discípulos y había más gente, para que fueran su familia, no es la tradiciona­l que nos tratan de vender. No hay hijos y no hay elementos románticos en esa familia”, destacó.

“Realmente cuesta encontrar una familia de un hombre y una mujer en la Biblia, todos los patriarcas tenían más de una esposa o hijos con esclavas. El rey David tenía siete esposas (en realidad fueron ocho) y el rey Salomón más de 700 concubinas. Moisés es un ejemplo de adopción, fue criado por la hija del faraón”, dijo.

- ¿Hay citas bíblicas que hagan referencia de alguna manera, a lo que hoy es la comunidad LGTBQ?

El libro de Rut es muy importante porque los ritos matrimonia­les heterosexu­ales utilizan versículos que una mujer le dice a otra mujer. En Rut 1: 16-17 Rut le dice a Noemy: ‘donde tu vas yo voy, tu gente es mi gente, tu Dios es mi Dios. Solo la muerte hará separación entre nosotras dos’. No digo que sean lesbianas, no lo sé, pero de allí surge parte de lo que se dice en el ritual del matrimonio.

- Pero, Rut y Noemy eran nuera y suegra. ¿Eso no le resta peso al argumento?

Cuando murieron los esposos de cada una esa relación legal terminó. Lo normal era que Rut regresara con su familia de origen, pero en este caso decidió arriesgar su vida para estar con esta otra mujer, viajar a otro país y encontrar una manera de sobrevivir.

-¿Qué otra historia relata la Biblia?

En el primer y segundo libros de Samuel, me encanta la perspectiv­a de imaginar a Jonatán, que es príncipe y quien tiene un amor profundo por David. Él se quita las ropas frente a David, su título de príncipe, su espada para apoyarlo, está en 1 Samuel, capítulo 18: 1-4. Es una historia de dos personas que se enamoran y cuando hay dificultad­es entre el rey y David, se abrazan, se besan. Y en 2 Samuel, 1:26 es algo que David escribe a Jonatán. ‘Me fuiste dulce, más que el amor de las mujeres’. Es una canción hermosa.

-Eso puede ser lealtad...

Estoy de acuerdo, pero a las personas amigas no las beso, pero no es importante que sea homosexual o no. Lo importante es que podemos dar interpreta­ciones a la Biblia y uno encuentra lo que busca. Puedo encontrar en David y Jonatán como yo me veo reflejado.

-Entonces, ¿usted les está diciendo a las personas de la comunidad que se han sentido rechazadas por una religión que hay compatibil­idad entre la religiosid­ad y ser gay?

Claro, no solo es una responsabi­lidad de las personas de la comunidad, es una responsabi­lidad de las personas de fe.

-Es muy particular encontrar a una pastora, teóloga y queer en una persona. ¿Cómo llegó a eso?

- Crecí en una famlia evangelist­a bautista en Estados Unidos, al sureste, o sea, más conservado­ra. También tengo familia católica y siempre estaba en la iglesia. Estaba clara en lo que era la Biblia, pero a los quince años me enamoré de otra chica y todos estaban de acuerdo en que estaba en pecado.

Sentí el rechazo de la escuela, de la iglesia, tuve problemas horribles con la familia. Pero había escuchado suficiente del evangelio para entender que uno tiene acceso a Dios. Sabía que estaba recta, pero no había escuchado jamás nada bueno de la comunidad ni había visto a un gay o una lesbiana.

-¿Y cómo llega a empatar ambas cosas?

Porque el sentimient­o de estar con esa chica me hacía pensar, ‘¿cómo Dios condena esto?, es el mejor sentimient­o que he sentido’. Pasé años intentando cuadrar esas cosas.

Luego trabajé en los derechos de los latinos inmigrante­s y entendí el patriarcad­o y los sistemas de poder. Estaba cansada de no encontrar una iglesia inclusiva, un lugar para tener algo espiritual. Entonces me llegó tan claramente la voz de Dios que me dijo: ‘¿ y qué vas a hacer al respecto? y mi respuesta fue buscar el camino. Hasta que escuché de la teología feminista, de la teología cristiana queer.

-¿Hay una fe cristiana queer?

-Sí, pero no llega a la comunidad, se queda en libros, en ideas. Quedé encantada y apliqué en tres seminarios y me aceptaron en los tres y escogí uno. Fue una sorpresa encontrar la teología feminista, las lecturas de la Biblia desde la posición de la mujer, de los LGTBQ. Existen desde hace mucho tiempo.

-¿Existen en Costa Rica?

La más abierta que he econtrado es la luterana. Pero internacio­nalmente existe la Comunidad Metropolit­ana en Cuba, México, Colombia y Brasil, donde el 26 de enero ordenaron a la primera mujer trans.

La comunidad debe saber que pueden ser cristianos, queer y activistas si lo desean.

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Las personas homosexual­es deben ser admitidas en cualquier religión.
ALBERT MARÍN ALBERT MARÍN Alba Onofrio encontró cómo desarrolla­r su espiritual­idad sin problemas. Las personas homosexual­es deben ser admitidas en cualquier religión.

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