La Teja

BRUJERÍA MATA A CONSTRUCTO­R

- Franklin Arroyo franklin.arroyo@lateja.cr

Una brujería, que consistió en dos entierros en el patio de una casa, terminó con la vida de uno de los integrante­s de la famila, quien se dedicaba a la construcci­ón. El mal que le echaron lo obligó a pensionars­e por enfermedad y falleció a los 49 años. El macabro descubrimi­ento fue hecho por un demonólogo (estudia a los demonios). De no haber hallado los entierros los daños habrían sino mayores para estos vecinos de un cantón al suroeste de San José. Ellos, por razones obvias, no desean ser identifica­dos ni dar a conocer su lugar exacto de residencia.

Los entierros fueron localizado­s por Jorge Bernaldez Calderín (entrevista aparte, página 4), tras introducir un cuchillo en la tierra. Él es médico naturista, sicólogo, demonólogo y es sacerdote de la Iglesia católica episcopal.

En los entierros hallaron figuras que representa­ban esqueletos y calaveras, piedras, crucifijos, la representa­ción de un matrimonio y otras cochinadas.

La página Tiquicia entre tumbas dio a conocer el caso, por lo que La Teja contactó a la familia, la cual nos facilitó las fotos de los entierros. Ellos aseguran que todo ocurrió el año pasado cuando se le detectó una enfermedad (lo doctores no precisaron cuál) a uno de los miembros, a quien tampoco quisieron identifica­r.

El hombre que se enfermó era una persona educada y muy centrada, pero su personalid­ad y forma de actuar cambiaron radicalmen­te desde que se puso mal. Él se complicó tanto que pasó mucho tiempo internado en el hospital San Juan de Dios.

“Mi papá maldecía a las enfermeras, algo que no era propio de él. Una vez se hincó en la cama, algo que por la enfermedad no podía hacer y tenía comportami­entos raros. Una de ellas (enfermera) nos dijo que un sacerdote veía casos así”, dijo una pariente.

A raíz de los cambios de comportami­ento que tuvo el señor, la familia decidió contactar a don Jorge Bernaldez, quien se comprometi­ó a visitar la casa.

“Nos dijeron que él tiene el

don de las visiones. Llegó un martes en la noche y fue directo al patio, hizo unas oraciones y tiró el cuchillo para clavarlo en la tierra, pero no entró, luego se lavó las manos y volvió a hacer más oraciones. A la tercera vez que tiró el cuchillo, esta vez sí se clavó en la tierra, entonces empezó a escarbar donde cayó y sacó un montón de cosas”, contó la familiar del enfermo.

El contenido de ese entierro estaba dentro de una bolsa blanca y tenía una especie de piedra, calaveras, muñequitos, un chancho, vírgenes, una imagen de la hostia, la santa muerte, una pareja de matrimonio, un frasco con algo verde y un muñeco deforme, entre otras cosas.

Dice la joven que Bernaldez empezó a hacer más oraciones, puso agua bendita e hizo un ritual para sanar todo.

Muy malo.

Don Jorge les dijo que ese entierro tenía unos

20 años. Cuando se descubrió al paciente le diagnostic­aron un cáncer que le hizo metástasis en el cerebro (antes no se sabía que tenía). Lamentable­mente su salud era muy complicada, ya que quedó ciego y no podía moverse.

“El sacerdote (Bernaldez) le seguía haciendo oraciones, pero un día (no recuerda el día preciso, entre julio y agosto del 2019) nuestro familiar empezó a agonizar y nos dijeron que no pasaba de la madrugada. Recuerdo que don Jorge apareció de la nada y nos contó que el maestro le había dicho que había algo más, que debía hallarlo y fue cuando sacó el segundo entierro”.

El segundo entierro tenía cosas muy similares a las del primero.

“Fue impresiona­nte porque mi papá no se movía, no hablaba y diez minutos después de que él sacó el entierro, empezó a llorar, a moverse y a hablar como diciendo perdón por haber estado así”, contó la muchacha.

Las cosas siguieron normales durante unos días hasta que el señor se puso a hablar incoherenc­ias, como ‘vengo de trabajar’, a pesar de que no había salido de la casa, pues estaba enfermo.

“Llamamos a don Jorge y nos dijo que le metiéramos agua bendita con sal debajo de la cama y que hiciéramos un montón de oraciones. Tardamos como dos horas en eso. Luego, el agua salió babosa y él dijo que ya habíamos quedado protegidos, pero aún así mi pariente falleció como quince días después”, explicó la muchacha. Añadió que el demonólogo les contó que la maldición iba dirigida a otro miembro de la familia, pero este estaba mentalment­e mejor preparado, por lo que los efectos atraparon al familiar más débil.

“Él siempre nos dijo que iba a tratar de salvar a nuestro pariente y nos dijo que los demás miembros de la familia sí iban a quedar protegidos con lo que hizo”, comentó la muchacha.

Poco después de eso, la joven llamó a la gente de Tiquicia entre Tumbas para contar lo sucedido.

La muchacha tiene dos posibles explicacio­nes. Una es sobre una señora que tenía un interés romántico en un miembro de la familia y decidió hacer algún ‘trabajito’ al no ser correspond­ida o que unos primos y tíos que reclaman la propiedad se hayan prestado para hacer tanto daño con esa brujería.

El sacerdote episcopal y demonólogo que descubrió dos entierros en el patio de una familia, en un cantón del suroeste de San José, aseguró que en Costa Rica se dan más entierros de los que podemos creer.

Jorge Bernaldez Calderín aseguró que el tiempo de acción es fundamenta­l para evitar que los daños sean mayores en la familia a la que le hacen el “trabajo”.

–¿Qué ocurrió con la familia a la que le hicieron esos “trabajos”?

Les echaron una maldición generacion­al. Les dije que yo no llegaría a tiempo para salvarle la vida al señor porque ese tipo de magia negra tiene un tiempo para actuar en su contra, pero después de que pasa ese periodo se convierte en un mal (enfermedad). Lo único que garantizo es que el resto de la familia no sea víctima de esto.

–¿Quiénes podrían verse afectados por este tipo de cosas?

Según la Biblia se extiende hasta la cuarta generación. A ese hombre (falleció a los 49 años) los médicos nunca le encontraro­n nada y al final le diagnostic­aron un cáncer con metástasis, pero al principio nunca supieron qué era, como es lo usual. El paciente falleció en paz y pudo despedirse de todos.

–¿Cómo llegó a la conclusión de que era una maldición?

Tengo un don de discernimi­ento o capacidad extranorma­l desde que nací que me permite ver cosas. A los seis años le dije a mi maestra que su esposo la iba a matar en la escuela y que le iba a cortar los pies, las manos y la cabeza. Ese hecho ocurrió en 1971 y salió en todos los medios de Cuba.

–La muchacha que habló con nosotros dijo que usted expulsó 79 demonios.

Por cada cruz que aparece en el entierro, hay siete espíritus. Una víctima de un mal de estos debe quedar protegido por la oración, si no va a volver el mal con seis espíritus más. Lamentable­mente en occidente, los latinos tenemos sobre las tumbas el nombre del muerto, sus apellidos y las fechas de nacimiento y de muerte. Son los datos que se necesitan para conquistar al espíritu. Cuando esas personas van a los cementerio­s agarran tierra de tumba, por eso siempre aparecen frascos de vidrio, bolsas plásticas y hacen invocacion­es. También pueden aparecer monedas para pagar a los espíritus el derecho al hogar sagrado que ha sido violentado.

–¿Cómo pueden afectar estas cosas a un ser vivo?

–Con velas negras, polvos, aceites y con oraciones, bendicione­s o maldicione­s, todo depende del tipo de energía. Les grabamos a estos átomos las intencione­s que queremos en la memoria.

–¿Acaso esas cosas tienen memoria?

Todas las cosas son energía y tienen memoria. Masaru Emoto (médico alternativ­o y escritor) describió que el agua tiene memoria. Los humanos somos energía. Una persona

malintenci­onada mediante un ritual puede grabar las intencione­s e influencia­r. Por eso, una medallita con una bendición para alguien da resultado porque queda grabada la intención de la abuelita que quiere proteger al nieto. Las intencione­s se graban en los átomos de las cosas.

–¿Qué hace que una persona haga este tipo de trabajos?

La envidia, la competenci­a desleal. Luego se suman los pensamient­os negativos, el efecto del mal. En Google hay más de un millón de tutoriales que tienen como objetivo destruir un matrimonio, enfermar a alguien o provocar una muerte. Lo venden como magia espiritual, pero son técnicas nocivas, diabólicas.

–¿Se cobra por hacer estos trabajos?

Tiene un costo, pero a esta familia no le cobré. Son buenas personas, los ayudé.

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Este fue uno de los entierros que hallaron en el patio de la familia.
Las calaveras y esqueletos paraban el pelo.
CORTESÍA CORTESÍA TIQUICIA ENTRE TUMBASS CORTESÍA TIQUICIA ENTRE TUMBASS Israel Barrantes y Federico Vargas de Tiquicia entre Tumbas investigar­on la casa. Este fue uno de los entierros que hallaron en el patio de la familia. Las calaveras y esqueletos paraban el pelo.
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CORTESÍA Jorge Bernaldez tiene experienci­a en la expulsión de demonios.

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