“Bretear o no bretear, he ahí el dilema”
la fortuna de trabajar en el fútbol mexicano, con entrenadores como rubén “ratón” ayala, andrés Fassi, rafael Puente, Javier “el Vasco” aguirre, alfredo Tena, Guillermo rivarola, Víctor Manuel Vucetich, José luis Trejo, enrique “ojitos” Meza, sin contar la gran cantidad de exjugadores del glorioso club Pachuca, muchos de los cuales hoy están dirigiendo en primera o en la liga de ascenso de ese país, es inexplicable. de todos esos personajazos aprendí lo mejor de cada uno de ellos, pero dejando a un lado si eran buenos o malos entrenadores, aspecto que no es mi especialidad, me quedé con algo que para mí es fundamental, su sabiduría. cada uno de ellos con su nivel de intelectualidad, pero todos tenían un alto nivel de raciocinio, requisito fundamental para trabajar con la mística institucional del Pachuca. Pero además de esas características, estos profesionales que han tenido una carrera exitosa como técnicos de fútbol, todos tienen algo en común, una excelente situación económica, con propiedades, autos, con negocios como restaurantes, hoteles o edificios de apartamentos. aspecto que les da una tranquilidad de vida, al menos desde el punto de vista económico, y si les gusta trabajar en el campo de juego es por puro gusto al fútbol, y claro, por los excelente salarios que se pagan en México. en costa rica, debido a los intercambios de entrenadores en algunos equipos de la primera división, se han dado varios comentarios, llenos de ética profesional en la prensa nacional, que consideran incorrecto cambiar de un club a otro. sin pensar la realidad de los técnicos ticos, que no tienen la solvencia económica para darse el lujo de estar un año sin bretear, debido a que los recibos de luz y agua seguirán llegando, el pago de la U de los chamacos y el préstamo de la casa se deben cancelar.
“ojitos” Meza, como si nada, donó el dinero para hacer una iglesia en un pueblo humilde de México, ¡comprendan que es otra realidad!
Las medidas tomadas por el Gobierno para combatir al COVID-19 son necesarias y urgentes, pero han golpeado a los pulseadores y entre los más afectados están los negocios que venden comida dentro de los estadios.
El martes de la semana pasada los clubes tomaron la determinación de jugar a puerta cerrada. La cosa empeoró este martes cuando la Unafut y el Ministerio de Salud suspendieron el torneo por tiempo indefinido.
Ambas medidas dejaron a los propietarios no feos, sino horribles, pues no van a percibir ganancias y tienen que seguir pagando el alquiler del puestico dentro del estadio.
Uno de los negocios que está sufriendo es “Donde el doc”, ubicado desde el 2014 en el estadio Eladio Rosabal Cordero.
Su dueño, Daniel Moreira, entiende que en este momento de alerta nacional y mundial lo más importante es evitar acudir a lugares donde se concentran muchas personas, pero eso no le quita la preocupación.
En su local trabajan seis personas y de todas ellas, solo una tiene salario fijo; a las demás las contrata por partido.
Para él, la falta de aficionados representa una pérdida, ya que aunque no genere una sola tejita debe pagar un salario, cuentas y recibos.
“Lo mejor es congelar el campeonato porque si sigue sin público podemos llegar al final del torneo sin gente, en cambio, si lo congelan y cuando lo reanudan permiten que la gente entre a los estadios, por lo menos vamos a tener el chance de recuperar algo”, mencionó.
Daniel nos dijo que este domingo en el partido que el Herediano perdió 0-1 ante Limón, abrieron el negocio para tratar de pellizcar alguito entre dirigentes y miembros de la prensa que fueron al estadio.
Primera vez. Otro negocio que también la está viendo fea es “Tacos Dinorah”, en el estadio Alejandro Morera Soto.
Wendy Aguilar, hija de la dueña, comentó que es la primera vez en los 35 años de la taquería que atraviesan por un momento como este.
“Económicamente nos ha golpeado y al no tener ingresos nos pega muchísimo. Con nosotros trabajan cinco personas más que están preocupadas y sé que esta misma preocupación que tenemos también la tienen otros dueños de negocios”, aseguró Wendy.
Tanto Daniel como Wendy aseguraron que de momento las dirigencias del Herediano y Alajuelense no se han comunicado con ellos, aunque esperan que sean compresivos con el tema del alquiler.
Sin banderas ni chemas. Carlos Guzmán es un vendedor de banderas y chemas en las afueras del estadio Ricardo Saprissa.
Este pulseador aseguró que el coronavirus terminó de enfermar su negocio, que de todas formas venía mal, pues según él, las ventas estaban por el suelo.
“Ahora tengo que ver qué hago porque la gente compra las banderas y las camisas en días de partido, si yo me paro en un semáforo la gente no me va comprar nada porque la fiebre del fútbol está muerta”, explicó Guzmán.
Esta es la principal entradita económica de don Carlos, aunque también le hace a otros bretes, como jardinería y construcción.
Las ligas de ascenso y femenina también fueron suspendidas por tiempo indefinido.
Si lo congelan y cuando reanuden permiten que la gente entre a los estadios, por lo menos vamos a tener el chance de recuperar algo”.
Daniel Moreira
Donde el doc