Cinco personas contagian a 200
El ministro de Salud, Daniel Salas, ha insistido hasta el cansancio en la importancia de que nos quedemos en casa para ganarle la guerra al COVID-19 y que no se propague tan rápido.
¿Por qué es tan importante el aislamiento social para evitar que el virus corra como pólvora?
Ya nos lo han dicho las autoridades de Salud, pero muchos parecen que no quieren entender, por eso va de nuevo: el coronavirus se propaga mediante el contacto de persona a persona o con un objeto contaminado.
Si una persona que está enferma, pero no lo sabe porque no presenta síntomas, comparte con sus compañeros de trabajo, su familia y con otras personas que, aunque no sean cercanas se cruzaron en el camino, sin saberlo las está contagiando y estas a su vez transmitirán el virus a más gente.
En poco tiempo, con solo cinco enfermos, se pueden contagiar a 200 habitantes.
Si esto pasa, se dispararán los casos y esto impedirá que en los hospitales puedan atender a todos de la mejor manera y hay más posibilidades de que las personas con factores de riesgo, como adultos mayores y diabéticos, se agraven y mueran.
Pero si esa misma persona hace caso a las recomendaciones del ministerio de Salud y se queda en casa como prevención, no anda en lugares públicos y no comparte con otros, no habrá posibilidades de que contagie a tantas personas a la vez.
De este modo, la curva exponencial se mantiene baja y permite a los médicos y personal de salud concentrarse en los casos más graves para tratar de evitar su muerte.
El periódico Washington Post hizo unas simulaciones que permiten entender más claramente cómo es que se propaga el contagio del virus en distintos escenarios.
Tarea difícil. Leana Wen, antigua comisaria de salud de la ciudad de Baltimore, en Estados Unidos, explicó al The Washington Post lo difícil que es imponer cuarentenas forzosas.
“Muchas personas trabajan en la ciudad y viven en los alrededores y viceversa. ¿Se separaría a la gente de sus familias? ¿Cómo cerraríamos todas las carreteras?, ¿Cómo mandaríamos entonces provisiones a esas zonas?”, explicó Wen.
Por su parte Lawrence O. Gostin, profesor de Derecho de salud global en la Universidad de Georgetown, en Washington, comentó que por fortuna hay otras formas de detener el brote, como las que se han aplicado en Costa Rica, pedirle a la gente que no salga a lugares públicos, que se queden en la casa y que guarden la distancia de 1,8 metros de distancia entre uno y otro.
“Quienes decidan no hacer caso tiene más posibilidades de enfermarse y de expandir la enfermedad entre otros”, agregó Gostin al mencionado diario norteamericano.
En nuestro país ya tenemos la primera víctima, ¿qué más hará falta para que hagamos caso y nos quedemos en casa?