COVID-19 SE GUINDÓ DE LOS AROS
Los veremos hasta el 2021
Una nueva guerra mundial se paseó en los Juegos Olímpicos. Esta vez no se trata de una disputa bélica, pero sí una fuerte lucha que tiene al mundo contra el coronavirus y que hizo que el Comité Olímpico Internacional suspendiera las justas de Tokio 2020.
Las olimpiadas, que debían comenzar el 24 de julio en suelo japonés, en primera instancia están siendo reprogramadas para el próximo año en la misma ciudad.
Y curiosamente los nipones han sido protagonistas en estas difíciles decisiones.
Serán los sextos Juegos en ser postergados o cancelados tomando en cuenta los de Verano y los de Invierno. Es la primera vez que esto sucede por una pandemia como la del Covid-19.
En 1916, Berlín, Alemania, no pudo realizarlos por la Primera Guerra Mundial; igual sucedió en 1940 en Tokio (Verano) y Sapporo (Invierno), ambos en Japón, cancelados por la Segunda Guerra Mundial.
En el 40, el COI intentó que se llevaran a cabo en Japón, pero terminaron llevándoselos para Helsinki (Finlandia), donde tampoco pudieron realizarlos. La II Guerra Mundial se inició en 1939 y terminó en 1945.
Por eso en 1944 se cancelaron los Olímpicos de Verano en Londres y de Invierno en Cortina d’Ampezzo en Italia.
Con el aplazamiento de los Juegos Olímpicos de Tokio 2022, otro evento muy esperado queda suspendido: el relevo de la antorcha olímpica a través de Japón, adonde llegó el fuego olímpico la semana pasada.
Es una nueva peripecia que se añade al camino caótico recorrido por la llama desde la aparición de los Juegos Modernos en 1896.
Atletas viejitos. El aplazamiento de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 hasta el 2021 por la pandemia, provocará que algunos deportistas que aseguraron su calificación o que están buscándola, lleguen todavía más veteranos puedan ver su rendimiento disminuido.
Aquí algunos casos: Roger Federer (tenis). El máximo ganador de Grand Slams llegará con 39 años, lo que incluso podría poner en duda si llega o no a disputarlos.
El suizo ha modificado su presencia en torneos y había dicho que jugaría al menos hasta este 2020. Pero con el aplazamiento de los Juegos y el parón que este implicó es una incógnita si participará en las olimpiadas.
Paola Espinosa (clavados), la doble medallista olímpica mexicana llegará con 35 años cumplidos. Lo anterior podría mermar su desempeño en el trampolín, en el que ya ha presentado algunos problemas para ganar altura, como fue en la prueba individual en los Juegos Panamericanos de Lima.
El basquetbolista LeBron James, de los Lakers de Los Ángeles, acudiría a los Juegos con 36 años. Aunque el Rey dijo que quería participar en el torneo, aún es una incógnita si con esa edad y un año después quiera hacerlo.
María del Rosario Espinoza (taekwondo), la segunda atleta más ganadora de medallas en los Juegos Olímpicos para México competiría con 34 años. La sinaloense ha declarado que le toma más tiempo a su cuerpo recuperarse y adaptarse, por lo que el aplazamientos de los Juegos la podría mermar, en caso de que consiga su calificación.
Mucha presión. La sucesión de acontecimientos en los últimos días, que desembocaron en este aplazamiento de este martes, ha venido en gran medida impulsada por las fuertes presiones recibidas en el COI para que tomara una decisión lo antes posible. La poderosa Federación Internacional de Atletismo (World Athletics), que mueve el deporte olímpico número uno, se alineó el lunes con la idea de un aplazamiento de los Juegos. Este martes celebró la decisión tomada de postergar el evento.
“Es lo que quieren los atletas y estamos seguros de que esta decisión dará a los atletas, a los directivos y a los voluntarios un poco de respiro y de claridad en esta situación inédita e incierta”, afirmó en un comunicado.
La Federación Internacional de Fútbol (FIFA) también celebró el aplazamiento por dar “prioridad” a la salud, mientras que la de natación (FINA) dijo estar dispuesta a cooperar y modificar las fechas de su Mundial de Fukuoka (Japón), previsto para el 2021.
Una de las razones que explican el por qué el COI se tardó en tomar la decisión fue el tratar de resolver la logística.
Muchas arenas, estadios y hoteles tenían contrato para unos Juegos que se habían programado entre el 24 de julio y el 9 de agosto. Reacomodar todo eso no es imposible, pero costará más dinero. Tokio ya había invertido $28.000 millones para montar los Juegos, pero pudo ser más.