En mi país de fantasía
Las personas no sufren, no son pobres, no deben dinero a los bancos, ni se preocupan por pagar el alquiler de la casa, en mi país de fantasía no hay enfermedades que los atormenten ni que los tengan escondidos durante días en sus hogares, en mi país de fantasía todos viven en armonía y valoran lo importante de estar unidos en familia. Jamás se pierden la mejenga de los miércoles por la noche con los amigos. saliendo de sus trabajos también se van a clases de zumba, en mi país de fantasía nunca nos da pereza ir a caminar al parque que está cerquita de casa.
En mi país de fantasía le damos gracias a la vida y a dios por la salud; aún podemos respirar del aire puro y sin bacterias cuando andamos en bicicleta los domingos en la mañana.
En mi país de fantasía vamos con amigos al estadio y nos sentamos todos juntos en la gradería de sol, y cuando nuestro equipo de fútbol hace un gol, nos abrazamos sin miedo de contagio de gripe, en mi país de fantasía nadie se queda en la casa cuando su equipo juega, todo lo contrario, lo apoyan, lo alientan, porque saben que con el pago del boleto de entrada aportará a las buenas finanzas del club.
En mi país de fantasía valoramos lo que tenemos y jamás nos permitimos extrañar los partidos de fútbol, por la indiferencia de no ir al estadio, no importa el rival que enfrente mi equipo, siempre estamos en la gradería.
En mi país de fantasía disfrutamos los partidos entre equipos no tradicionales; somos tan fiebres que los observamos por el canal FUTV; en mi país de fantasía los gerentes de empresas privadas saben que no hay que ser sabios para comprender que lo más importante, de lo menos importante, es el fútbol, invirtiendo para que su marca figure en radio, periódicos o en los estadios y muchos la vean por TV.
En mi país de fantasía los ciudadanos no comen cuentos chinos.