DOMINGO DE RAMOS HISTÓRICO Con palmas reciba a Jesús en casa
En tiempos del coronavirus doña Dinorah Ventura mantiene su fe más viva que nunca, y el altar con el que celebrará este Domingo de Ramos así lo demuestra.
Esta vecina de Miramar de Puntarenas atendió al llamado del sacerdote Daniel Torres.
“Ahora que dejamos de congregarnos en el templo coloqué en la casa algunos elementos como las palmas, quitamos las flores, para que se vea más sobrio y pusimos una cruz de madera con una cinta morada.
“Es una forma diferente de vivir la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén”, destacó.
Ventura no niega que le hace falta ir a misa y que extrañará participar en las actividades de la Semana Mayor.
“Esto es muy diferente, nunca lo había vivido, nos hace falta congregarnos, la eucaristía, pero los sacerdotes han sido guías para que a través de las redes sociales sigamos los vía crucis y todas las actividades por redes sociales”, manifestó.
Y es que a raíz de la emergencia que enfrenta el país por el coronavirus, el 16 de marzo la Conferencia Episcopal de Costa Rica anunció la suspensión de las actividades al aire libre.
Dos días después comunicó que todos los templos católicos estarán cerrados y marcó la cancha para la celebración de la Semana Mayor.
Esta es una decisión históri
ca, pero que se tomó pensando en evitar una mayor propagación del virus, que hasta este sábado ha contagiado a 435 personas.
Primera vez. El sacerdote e historiador Fernando Vílchez destacó que esta es la primera ocasión en la historia de Costa Rica que del todo no hay celebraciones litúrgicas ni procesiones para la Semana Santa abiertas a los fieles en el país, pues en otros momentos del siglo 20 se suspendieron algunas celebraciones.
Entre febrero y abril de 1920, durante la llamada “gripe española”, murieron en el país alrededor de 2.300 personas, lo que provocó la prohibición de las celebraciones en los templos y las fiestas patronales, sin embargo, algunas comunidades sí celebraron fiestas y procesiones.
También por las erupciones del Volcán Irazú, entre 1963 y 1964, hubo dificultades para las celebraciones, sobre todo en las zonas más afectadas de Cartago.
Vílchez manifestó que para la inmensa mayoría de sacerdotes es una situación nueva y les ha parecido llamativo el tener que celebrar los ritos a puerta cerrada.
“Para mí en lo personal no es tan sorprendente porque el año pasado tuve que ausentarme de las celebraciones de Semana Santa por una cuestión de salud; entonces todo lo celebré desde la casa.
“Este año, en las parroquias heredianas se pondrán en práctica algunas iniciativas que se han hecho virales en otros lu