Miles de ticos fueron traicionados por sus semejantes
Cuando estaba carajillo me encantaba toda la celebración del domingo de ramos, recuerdo que con las palmas con las que recibíamos a Jesús hacíamos cruces para pegarlas en las ventanas y en las puertas de la casa para que el diablo no entrara en semana santa.
¿si las pusiéramos hoy, evitaríamos que entre el COVid-19? desde aquellos años qué se iba a imaginar nadie, ni siquiera nostradamus y mucho menos
que viviríamos un domingo de ramos encerrados, lejos de las iglesias, lejos de nuestros vecinos.
Hasta en el centro del catolicismo, en el Vaticano, el papa Francisco celebró sin fieles el inicio de la semana Mayor. Y se refirió particularmente a la traición y al abandono.
“Jesús sufrió la traición del discípulo que lo vendió y del discípulo que lo negó. Fue traicionado por la gente que lo aclamaba y que después gritó: ‘Sea crucificado’”.
Y así como Jesús fue traicionado, ese sentimiento de traición lo he sentido por los miles de costarricenses egoístas, que solo pensando en ellos y como tirársela rico, se lanzaron a las calles desesperados para jalar de vacaciones. son miles a los que les importa un pepino los llamados insistentes, a nivel de súplica, de las autoridades de salud para que el COVid-19 no se nos vaya de las manos.
Traicionados también han sido los miles de valientes y solidarios costarricenses que se están jugando la vida en hospitales, centros de salud, y en las calles, librando esta guerra. si hace dos mil años traicionamos a Jesús, desgraciadamente no deberíamos sorprendernos de estos otros traidores cuando una “cualidad” de las crisis también es sacar lo peor del ser humano.