En la gran escuela de la realidad
La estudiante de policía Kely Rodríguez, de 25 años, ha pasado 22 días duros, pero de mucho aprendizaje.
En este tiempo no ha podido ver a sus papás, de quienes la separan nada menos que 460 kilómetros.
Ella es de Paso Canoas, en Puntarenas, y tuvo que viajar hasta Los Chiles, en Alajuela, para unirse a los trabajos que hace la Fuerza Pública en la frontera a raíz de la emergencia que se vive en el país por el COVID-19.
“Estoy totalmente al otro lado del país, se hace muy difícil viajar para ver a mi familia, sobre todo con las restricciones que hay, entonces ha sido una situación complicada”, dijo.
Kely forma parte del curso básico 88 de la Fuerza Pública y solo le hacían falta dos meses para graduarse como policía; sin embargo, por varias situaciones ese tiempo se ha extendido.
“En diciembre hubo el operativo Aguinaldo Seguro y nos llevaron a San José, donde estuvimos como mes y medio; luego nos llevaron a Limón cuando necesitaron recursos y ahí pasamos otro mes y medio. Estuvimos un mes en la academia de Guápiles y fue cuando surgió la emergencia por el COVID-19”, detalla.
El grupo que integraba fue entonces dividido en varios para que dieran apoyo en los operativos que se realizan actualmente en Peñas Blancas, Upala y Los Chiles.
“Sentí un poco de miedo al saber que íbamos a trabajar en medio de una pandemia, pero a la vez sentí emoción por la experiencia de estar trabajando en la calle”, explica.
Piensa en ellos. Dice que esta situación ha sido muy difícil para ella, pues nunca había estado tanto tiempo lejos de su casa y a una distancia tan grande.
Lo que más le ha pegado es no poder ver a sus papás, pues es muy cercana a ellos.
“No tengo hijos, pero igual a uno le afecta porque es mucho tiempo sin ver a mis papás y también por el temor de esta emergencia, pensando si ellos están bien. La preocupación de uno es que ellos tomen todas las medidas, porque uno no puede estar ahí para cuidarlos”, dijo con toda razón.
Por esta situación es que la joven se la ha tenido que jugar por medio de las redes sociales y WhatsApp para estar en contacto con sus seres queridos.
Lo principal es saber que estamos colaborando con el país, con la patria y dar el todo por el todo, eso es lo bonito”
Kely Rodríguez Futura policía
Buena experiencia. Kely define la realidad que vive como una gran experiencia, con la cual confirmó que nació para ser policía.
“Lo que más me ha marcado es el patrullaje caminando, conocer toda la línea fronteriza y andar por la montaña. Nunca lo había hecho y aquí he tenido que aprender”, cuenta.
“De hecho entré con horario de tres de la mañana a tres de la tarde y tuvimos que patrullar en Tablillas. En el momento sentí mucho temor, pero el teniente me apoyó mucho y me enseñó cómo se tenía que hacer el recorrido”, recordó.
Estar alejada de su familia ha sido un sacrificio muy grande, pero sabe que al final todo valdrá la pena pues trabaja tanto por la seguridad de sus seres queridos como del país en general.