Esposos con toda la ley
Marco Castillo, unos de los activistas LGTBIQ más reconocidos del país, se casó este martes a las 8 de la mañana en el Juzgado de Familia de Desamparados.
Castillo contrajo matrimonio con su pareja de hace seis años, Rodrigo Campos, aprovechando que este histórico martes es el primer día que es legal el matrimonio igualitario en Costa Rica.
Aunque planeaban hacer un matrimonio con desayuno, celebración y danzas tipo campesino, la pandemia del COVID-19 no lo permitió.
Dentro del juzgado ambos se dieron el beso de rigor cuando lo anunció la jueza Maureen Solís, pero luego tuvieron que ponerse mascarillas como medida de protección.
“¿Acepta usted como su esposo a Marco Antonio Castillo Rojas para cui - darlo, amarlo, protegerlo, acompañarlo cuando la vida lo trate bien y apoyarlo cuando la vida no resulte lo que ustedes esperan?”.
“Acepto”, dijo Rodrigo, ni lerdo ni perezoso.
La misma respuesta dio Castillo.
“Por la autoridad que me confiere el ordenamiento jurídico costarricense, en virtud de que a partir del día de hoy rige la inconstitucionalidad del inciso 6 y artículo 14 del Código de Familia, los declaro unidos en matrimonio civil”, dijo la jueza, y luego siguieron los aplausos.
“Rodrigo, este anillo significa lo que vamos a
vivir de hoy en adelante, que no se diferencie mucho a lo que hemos vivido, pero ahora respaldados por el Estado, por la gran lucha que hemos dado por la equidad social”, fueron las palabras de Marco cuando le puso el aro a su pareja.
“Marco Castillo, este anillo es símbolo de la fraternidad, del amor, la solidaridad y el derecho que hoy tenemos de ser ciudadanos de primera categoría. Te amo”, le dijo Rodrigo.
“¿De cuál familia estamos hablando?”. La jueza a cargo del acto, Maureen Solís, explicó lo que ella piensa de estas uniones civiles.
“La homosexualidad ha sido vista a lo largo de la historia como pecado, delito, enfermedad mental, opción de vida y derecho humano. En cada uno de esos momentos esas visiones se reflejan en la legislación. Costa Rica aún está en la transición de reconocer la orientación sexual como un derecho humano.
“La orientación sexual es solo una pequeña parte de los seres humanos”, manifestó la jueza, quien aseguró que no objetó a la conciencia (rechazo a realizar dicho matrimonio), porque el mundo se divide en quienes creen en Dios y quienes no.
“No es posible imponer a alguien una determinada religión (...) La relación con Dios es personal, nadie debe meterse. ¿De cuál familia tradicional estamos hablando? La visión que yo tengo como jueza de familia es: la familia donde ocurren femicidios, donde abunda el abuso sexual, niños y niñas que nacen fuera del matrimonio y donde hay que buscar a los hombres hasta debajo de las piedras para que asuman su responsabilidad. La mayoría de los hijos en este país nacen de madres no unidas en matrimonio”, dijo contundentemente la jueza Solís.
Molote. La unión entre Marco y Rodrigo se dio entre un molote de periodistas y fotógrafos en el Juzgado. Luego, manifestaron, no se irían de luna de miel.
Los invitados estuvieron presentes de forma virtual, mediante la plataforma Zoom.
“Pienso que hemos subido un peldaño muy importante en la equidad social y que el hecho de que Rodrigo y yo podamos venir a un juzgado y casarnos significa que hemos progresado en la ley, ahora hay que progresar en la sociedad, buscando la equidad y eso nos da impulso para seguir adelante en otras luchas sobre el respeto que merecemos quienes tenemos una orientación sexual e identidad de género diferentes”, aseguró Castillo, quien hace 10 años había dicho que no sería posible que el matrimonio igualitario llegara a Costa Rica.
Hoy Costa Rica es la primera nación centroamericana y la número 29 en el mundo en permitir las uniones del mismo sexo.
Por favor no sean una familia tradicional”.
Maureen Solís Jueza de familia