Rebeldía por los derechos humanos
Roberto Zamora es un notario tico que durante los últimos meses casó en el país a personas del mismo sexo.
Tuvo sus razones para hacerlo antes de este martes 26 de mayo en que por fin fue legal.
El 8 de agosto de 2018, ya con el fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos conocido, la Sala IV dio 18 meses para que las uniones se pudieran hacer luego de declarar inconstitucionales partes del Código de Familia que prohibían el matrimonio entre personas del mismo sexo.
Zamora creyó que esos 18 meses no eran legales y decidió hacer nueve matrimonios. Este martes hizo el último.
Casó a una pareja conformada por una chica trans y un hombre para así cerrar este capítulo que le trajo satisfacciones, pero también muchos dolores de cabeza en su vida profesional.
Dichos matrimonios le valieron varios procesos en la Dirección Nacional de Notariado, que lo podría suspender hasta por 20 años del ejercicio profesional.
¿Por qué lo hizo?
Explica que decidió meterse en este “rollo” porque es una cuestión de derechos humanos y derecho internacional, su especialidad.
Como consideraba que los 18 meses no tenían validez jurídica y sostenía que las opiniones consultivas eran vinculantes, puso en su Facebook que estaba dispuesto a realizar estas uniones y muchas parejas consultaron.
Roberto sabía que se estaba metiendo en un problema y que le traería consecuencias, pero siguió.
“La historia de los derechos humanos no se ha logrado con obediencia y en estos procesos históricos hay casos y situaciones donde la desobediencia civil se vuelve valiosa. Era un manifiesto claro y firme de que las parejas no aceptaban ese plazo denigrante para ver su unión realizada”, comentó.
La historia de los derechos humanos no se ha logrado con obediencia”. Roberto Zamora abogado notario
Saber la historia. A todas las parejas a las que casó les puso como requisito que le contaran su historia porque “no quería tener que ver locos u oportunistas”. Quería conocer cuál era su lucha y cómo la habían soportado.
Fue así como fue testigo de ceremonias e historias muy profundas.
“Para mí decir matrimonio igualitario ya es discriminatorio, para mí no hay diferencia. Casé nacionales y extranjeros. Hay una historia muy triste, yo estudié computación en el TEC hace tres años y me volví a topar con una profesora de matemática estructural, doña Roxana, a quien casé con su pareja, una alemana.
“Roxana murió antes de ver el matrimonio inscrito, a mí eso me parece una grosería enorme por parte del Registro y del Estado y una negligencia absoluta”, comentó.
Sostiene que este tema ha sido tratado como una “venganza infantil” por parte de quienes se oponen y han causado mucho daño.
“Para mí esta es la reivindicación de derechos más indigna de la historia. Me deja un sinsabor este proceso. Mañana (este martes) casaré a la última pareja, a dos hombres, uno de ellos se hizo cambio de sexo”, dijo.
Explica que este tema ha sido un sinfín de pleitos con argumentos bajos.
Asegura que aunque no es gay y decidió comerse esta “bronca”, recibió poco apoyo de la comunidad LGTBIQ.
Hoy tiene dos procesos abiertos en la Dirección de Notariado con 12 causas. Según su criterio este lunes era el último día para recibir la notificación de estos procesos y nada que la recibió.
“En derechos humanos nunca es una victoria plena, siempre se saca pelo con sangre. Cambian las cosas, pero esta no era la forma como debían cambiar. Tuve el compromiso con la causa que asumí, puedo poner taza de café en la mesa y decir misión cumplida”.