La infidelidad
“Mi pareja me fue infiel, yo la perdoné, pero me está costando reconstruir de nuevo lo que teníamos, perdí la confianza”. cada vez son más las personas que son infieles a sus parejas. Para la infidelidad no importa la clase social, la cultura o el nivel educativo, ya que dadas ciertas condiciones cualquiera puede caer en el juego de una aventura prohibida.
Los consultorios de sicología están repletos de personas que creyéndose intocables, terminaron involucradas en las más retorcidas aventuras o en relaciones de amantes especialmente complejas y difíciles de terminar. El conflicto inmoviliza e idiotiza, los envuelve en un limbo donde nada prospera, los aspectos más vitales quedan suspendidos o funcionando a media máquina, opacados por una pasión o un amor fuera de serie. La infidelidad es la principal causa de divorcios, de maltrato conyugal y es motivo de depresión, estrés, ansiedad, perdida de autoestima y una gran cantidad de alteraciones sicológicas. Ser infiel es romper un acuerdo afectivo / sexual preestablecido con una traición, donde lo que más duele es la mentira y la trampa de la persona amada. La persona infiel, bajo los efectos del enamoramiento o la atracción sexual, suele ser víctima de una transformación radical en sus principios, valores, metas y motivaciones básicas. La infidelidad, lamentablemente, afecta a todos los involucrados y no para bien.
Para ser fiel se debe estar en un estado de alerta, ya que la fidelidad es producto de la voluntad y una decisión consciente. Es autocontrol y evasión a tiempo. Como toda acción conlleva consecuencias sicológicas, la infidelidad es altamente destructiva para la integridad, produce culpa injusta, decepción y pérdida de la confianza. Es un cúmulo de repercusiones negativas, ansiedad, depresión, resentimiento, ira, hostilidad, venganza, incertidumbre, envidia, asombro, incredulidad, sorpresa, aislamiento, frustración y una baja fulminante de la autoestima, en estos casos se debe ir a terapia de pareja para estabilizarse y poder reconstruir.