La Teja

EL REGAÑADO PIDE PERMISO

- Sergio Alvarado sergio.alvarado@lateja.cr

A muchos fiebres de las naves 4x4 les encanta juntarse y salir a batir barro para ensuciarse hasta el alma, lo cual no está mal para los que son solteros, pero cuando pasan a la vida seria más de uno sale más cuiteado que palo de lora.

En honor a todos esos valientes que han quedado como palo de perico es que Roy Jiménez, vecino de Palmichal de Acosta, bautizó a su Mitsubishi Montero modelo 1986 como “el Regañado”.

E l nombre de esta nave se hizo tan popular que el apodo de este comerciant­e,

“Chino”, quedó en segundo plano, ya que ahora muchos le dicen “el Regañado”.

Salir a batir barro los fines de semana con sus amigos del grupo Caraigres de Acosta es uno de los principale­s pasatiempo­s del “Chino regañado” claro, siempre y cuando la esposa le dé permiso.

–¿Cómo consiguier­on el carro?

Ese carro lo rescatamos en Tulín de Puriscal hace dos años junto a mi papá y mi hermano. Estaba abandonado desde hace más de un año y con las llantas enterradas en una finca, solo estaba cubierto por un techo con cuatro latas de zinc.

Lo íbamos a llevar arrastrado hasta la casa, pero nos llevamos un juego de llantas, le echamos un poquito de gasolina, le pusimos una batería y con un par de llavazos arrancó. Este carro es muy agradecido, porque recorrió 40 kilómetros y llegó lo más bien hasta Palmichal.

–¿Cómo fue la restauraci­ón?

Fue un proyecto familiar, ha sido un pasatiempo entre mi papá, que siempre le ha gustado lo que es el enderezado y pintura ,y mi hermano menor, que trabaja conmigo y me ayuda en estas loqueras.

Cuando lo encontramo­s tenía el techo podrido, lo mecánico ya casi no le servía debido al herrumbre, solo el motor y la caja caminaron bien, estaba hasta sin frenos y hubo que hacerle mucho. Lo pintamos todo y lo cortamos, le pusimos un whinche de doce mil libras adelante y uno de cinco mil atrás, tapizamos los sillones y lo hemos ido personaliz­ando.

–¿Cómo aparece el Regañado?

Siempre les dije a unos amigos que cuando armara un carro le iba a poner el Regañado por el montón de regañados que se han dado en este grupo, ya que las esposas no nos dejan salir. Ellos no me creían que le iba a poner así, pero así se fue. En honor a esos hombres que nos los dejan salir al barro.

–¿Qué le dicen del carro cuando lo ven?

A la gente le gusta mucho, los colores del carro son muy llamativos, así como el tamaño. A la gente le llama mucho la atención el nombre, quieren tomarse fotos y estar a la par del carro, verlo por dentro.

–¿Lo vendería?

No y eso que yo soy comerciant­e, porque vendo de todo. Soy comerciant­e desde los 13 años (ahora tiene 42), pero este carro tiene un significad­o familiar muy fuerte para mí por lo que no creo que ni estando en la crisis más fuerte lo vaya a vender.

–¿El carro es como un sello familiar?

Correcto, cuando ven el carro me preguntan en dónde lo pinté o en dónde lo corté, así que les digo que en la casa, con mi papá y mi hermano. Es un orgullo tener este carro por todo lo que le hicimos nosotros.

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FOTO: CORTESÍA. El Regañado se volvió tan conocido que a su dueño ya no le dicen Chino, su otro apodo.
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suben por las paredes.
Este chuzo sale exclusivam­ente para embarriala­rse. Las doñas se suben por las paredes.

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