EVANGELIO DE MARÍA MAGDALENA
La profesora costarricense de la Universidad Bíblica Latinoamericana, Elisabeth Cook, trató el tema del “Evangelio de María Magdalena”.
Este evangelio es un texto escrito en los primeros siglos del cristianismo, pero que no fue incluido ni aceptado por la Iglesia católica, no obstante, sí hay confirmación total de que se escribió antes del final del siglo III después de Cristo, aunque hay expertos que aseguran que fue escrito mientras Jesús estuvo vivo.
“Para muchas personas escuchar el evangelio de María Magdalena es chocante, extraño, porque solo conocemos de cuatro evangelios de hombres en el Nuevo Testamento. El nombre no necesariamente significa que María Magdalena lo escribió de su puño y letra, lo que confirma es que hubo un grupo grande de seguidores de ella como apóstola de Jesucristo.
“Los evangelios del Nuevo Testamento la muestran como es ella por partes: seguidora de Jesús, estaba en su círculo cercano, apoyó con su dinero a Jesús y sus apóstoles y, junto a otras mujeres, fue testigo de la vida, obra, muerte y resurrección de Jesucristo, estuvo ahí, siempre junto a Cristo”, explicó Cook.
Del Evangelio de María Magdalena se rescata un texto que es un diálogo entre Jesús (mencionado como El Salvador) y sus discípulos. Una vez que se da la partida de Jesús, los apóstoles se encuentran desorientados.
“Ellos, sin embargo, estaban entristecidos y lloraban amargamente diciendo: ‘¿Cómo iremos hacia los gentiles y predicaremos el evangelio del reino del hijo del hombre? Si no han tenido con él ninguna consideración, ¿cómo la tendrán con nosotros?
“Entonces María se levantó, los saludó a todos y dijo a sus hermanos: ‘No lloréis y no os entristezcáis; no vaciléis más, pues su gracia descenderá sobre todos vosotros y os protegerá. Antes bien, alabemos su grandeza, pues nos ha preparado y nos ha hecho hombres’. Dicho esto, María convirtió sus corazones al bien y comenzaron a comentar las palabras del (Salvador)”.
La página católica especializada en Internet, www.aleteia.org, que nació en el 2011 como una respuesta al reto que lanzó el papa Benedicto XVI de anunciar el evangelio en los medios digitales, habla claramente sobre las confusiones reales que hay sobre María Magdalena.