“ESE PERRO ERA EL DIABLO”
Don Audón Sequeira Sequeira cierra sus ojos y recuerda el momento en que un perro american stanford casi le arrebata la vida.
Este guarda de seguridad, de 71 años, nos contó que pasó 13 días internado en el hospital Tomás Casas en Osa. Los médicos lo dejaron irse para la casa por la situación que se vive con el covid-19, ya que él es un adulto mayor. Sin embargo, todavía no pueden darlo de alta y la recuperación va lenta, de hecho, aunque han pasado 20 días desde ese ataque, él todavía sigue con mucho dolor.
El ataque ocurrió el pasado 3 de julio, en una pequeña empresa ubicada en las antiguas instalaciones de planta Tér rab a , en Palmar Norte de Osa, donde este señor se gana el arroz y los frijoles.
“Ese día yo ya había terminado mi turno. Ya estaba por irme cuando un compañero, que se llama Leo, me llamó y me dijo que hiciera café porque él iba a traer tortillas con queso y natilla para que compartiéramos antes de que yo me fuera para la casa. A Leo le tocaba cubrir el otro turno, cuando yo me iba“, recordó.
Los dos hombres se pusieron a comer mientras el perro estaba echado a la par, pues tienen dos años de tenerlo en ese sitio y más bien ellos siempre le compraban el alimento y lo pasaban chineando.
“El perro estaba tranquilo, hasta le dimos unos pedazos de chorreada. Cuando yo terminé de comer me fui al baño
un momento, al regresar traté de agarrar mi bicicleta que estaba muy cerca del animal, pero al verme pasar se me vino y me prensó la pierna derecha. Ese animal me jaloneaba de un lado a otro para tirarme al suelo, yo me agarré de un tubo y me aferré, no me solté, pero estaba ceñido, si me hubiera logrado jalar y botar me mata”, relató el sobreviviente.
Don Audón recuerda que apenas el perro lo soltó un poquito, él trató de escapar para refugiarse, pero no le dio tiempo.
“El perro se me vino otra vez encima y me agarró mi brazo izquierdo. Me quería morder el cuello, me quería prensar, pero yo bajé la cabeza y no me pudo morder ahí, en algún momento pensé que moriría en las garras de ese animal”, dijo.
Leo, el compañero de don Audón, le gritaba a Bruno (así se llamaba el perro): “Suéltelo, suéltelo”, pero estaba b r av í s i - mo. Hasta le echaba agua, pero el perro más bien se enojaba más y gruñía fortísimo. El adulto mayor asegura que luchó contra el animal por más de 15 minutos, en algunos momentos hasta se dio por vencido porque era demasiada la fuerza del perro.
“El perro estaba tan bravo que tenía los ojos rojos. Ese día, ese perro era el diablo, tuve que agarrarlo por el cuello y apretarle la tráquea. El perro era mi amigo, llevábamos casi dos años juntos, pero en ese momento era mi vida o la de él, no tuve opción”, dijo triste el hombre.
15 minutos duró el ataque del perro contra don Audón
En la pierna derecha, don Audón tiene 14 puntadas pues las mordidas son muy profundas, y la mano izquierda la tiene desgarrada completamente, le tuvieron que poner un pin porque una de las mordeduras le desprendió un dedo.
“Yo ahorita no puedo ni caminar, tengo que andar con muletas. Los médicos me van a revisar el 24 de julio para ver cómo siguen las heridas o si me hace falta más tiempo de incapacidad, me dijeron que fue muy grave lo que me pasó”, contó el sobreviviente.
El señor vive solito en su casa, en barrio Canadá en Ciudad Cortés de Osa, pero tiene de vecinas a dos hijas que son las que lo llegan constantemente a chinear. Ellas le llevan comidita, le limpian y le ayudan con la ropita, pues asegura que no puede valerse solito.
Además, dice que sus amigos han estado muy preocupados por él ya que lo vieron muy malito.
“Con todo y lo que me pasó le doy muchas gracias a Dios de estar vivo, porque yo sentí que iba a morir, es muy triste ver a un animal pegado a uno así, no sé qué pasó, pero ese perro no atendía el llamado de nadie, lo único que quería era morderme”, dijo este valiente.