Abuela antes que mamá
La presentadora Natalia Rodríguez y su esposo, el doctor Emilio Garro, se convirtieron en abuelos antes de ser papás.
Al parecer la cigüeña no les prestó atención durante su luna de miel, en marzo pasado, pero si los visitó para dejarles noticias sobre su perrita Suky, la cual quedó embarazada.
Desde ese momento, la vida de los recién casados se ha convertido en una aventura, ya que ahora tienen a cuatro peluditas que chinear y son las consentidas de la casa.
Durante esta semana les contaremos tiernas historias sobre mascotas como es el caso de Suky y sus tres perritas, que ahora son la sensación en las redes sociales de la conductora de Sábado Feliz.
Naty contó que su perrita, de raza pomerania, llegó a su vida hace dos años cuando una tía se la regaló. Cuando eso, ella vivía en casa de su hermana Carolina, quien tiene una pareja de esta raza.
Cuando Naty y Emilio jalaron a festejar su matrimonio (ocurrido el 29 de febrero) en un crucero, la presentadora dejó a Suky con Carolina y en un descuido terminó emparejada con Aquiles.
“No pensábamos que fuera a pasar nada porque fue solo una vez que se pegaron, pero al mes ya le vimos la pancita y se le empezaron a mover los perritos, la llevamos a hacer un ultrasonido y estaba bien embarazada”, recordó Rodríguez.
Natalia cuenta que en su familia la pasaban vacilando de que Suzy disfrutó más la luna de miel que ellos y sin salir del país.
Un caos. La también locutora de radio Ok explicó que si algo tiene que agradecerle a la pandemia es que como ahora le toca estar más en casa pudo cuidar muy bien el embarazo de su perrita, sobre todo porque les tocó pasar una noche en vela debido al parto.
Como su esposo es médico, él se encargó de supervisar el proceso pero al final el parto se complicó pues uno de los perritos se pegó y tuvieron que salir corriendo a la veterinaria en plena madrugada.
“Eran cuatro perritos, pero como uno se pegó, ese murió. Era el único machito, todas las demás son hembras. Éramos legítimos la familia peluche modo locura porque tuvimos que irnos como a las tres de la madrugada con los cachorritos en el carro, todos llenos de placenta y de sangre al veterinario. Al final tuvieron que hacerle cesárea”, relató.
Fue el 13 de mayo cuando oficialmente se convirtieron en abuelos perrunos.
Natalia confesó que para ella todo este proceso ha sido un aprendizaje pues sin ser madre, le ha tocado cuidar una herida de cesárea y saber lo que es levantarse cada dos horas a darle leche a las perritas.
Gran tata.
Además, Emilio le ha demostrado que en un futuro será un gran padre pues a pesar del cansancio que le genera el hospital siempre está dispuesto a levantarse de madrugada por cuidar de sus peluditas.
“Tras de eso a Suky después del parto le dio gastritis, todo lo vomitaba y como estaba dando de mamar se adelgazó toda, casi se nos muere. La veterinaria nos dijo que había que quitarle la teta a las perras y entonces, se vino el tema del chupón. Tuvimos que comprar fórmula y había que sacarle la leche a Suky porque de lo contrario se le hacía mastitis. Es como cuidar de una mujer recién mejorada”, mencionó Rodríguez.
Para cuidar mejor a las recién nacidas y a su mamita, les construyeron una especie de encierro. Poco a poco las pequeñas Giza, Tamy y Becky han ido creciendo y adaptándose a su nuevo hogar.
Euforia.
Todo este proceso Natalia lo ha compartido con sus seguidores en las redes sociales, quienes no dejan de destacar la belleza de sus perritas.
Además, conforme fueron descubriendo la personalidad de cada una, Naty les pidió ayuda a sus seguidores para ponerles nombre. El de Tamy y Becky fue elegido por sugerencias, mientras que el de Giza se lo puso su esposo.
“Ha sido tanta la euforia con ellas que la gente me pasa escribiendo. Me dicen que es bonito ver esas historias de vida en medio de tanta locura que estamos viviendo, muchas personas han usado nuestra vivencia con las perritas como una especie de catarsis”, dijo.