Lucha en carretera contra la muerte
Mientras muchos dormimos plácidamente, todas las noches hay breteadores poniéndole bonito en la guerra contra la pandemia transportando a medianoche resultados y exámenes de covid-19.
Es el caso de los choferes de hospitales de la Caja en la zona sur del país, quienes cruzan el cerro de la Muerte a la medianoche o durante la madrugada para llevar pruebas del coronavirus a los laboratorios en San José donde las procesan.
Don Víctor Camacho Azofeifa, de 56 años, es uno de esos soldados de Transportes de la región Brunca que maneja hasta 700 kilómetros al día para llevar pruebas de pacientes hisopados del hospital Manuel Mora Valverde, de Golfito, al laboratorio del hospital San Juan de Dios en Chepe.
“Es un trabajo del que muchas personas no tienen conocimiento, pero que suma en la prestación de servicios que ofrece la Caja. Uno conoce la hora de salida, mas no la hora de regreso a casa.
“Yo, por ejemplo, llevo las pruebas Covid-19 a San José y antes de regresar debo cumplir una hoja de ruta y pasar al Área de Almacenamiento y Distribución a recoger vacunas, a la Dirección de Comunicación Organizacional a recoger insumos o debo entregar un sobre con alguna información a una gerencia de la institución” explicó don Víctor quien tiene 30 años en la Caja.
Cuenta el breteador que le ha tocado cruzar el cerro de la Muerte a cualquier hora del día y con las inclemencias del tiempo más fuertes.
“He cruzado el Cerro de la Muerte acompañado por una espectacular luna llena o un cielo estrellado, pero otras veces la neblina o aguaceros son mi pesadilla.
“Quienes viajan de San José a Pérez Zeledón, Buenos Aires, San Vito, Ciudad Neily o Golfito me comprenderán muy bien. Algo que debo destacar es que siempre llevo merienda y me hago acompañar por la Santísima Trinidad” dijo el choferazo.
Otros funcionarios del hospital de Golfito que también recorren las calles de Costa Rica tanto por la Costanera Sur como por el temido Cerro, son Maquir Cruz, Guillermo Céspedes, Allan Mora, Daver Salas y Dinney Zúñiga.
No está de más que cuando usted vea un carro de la Caja dígale adiós, salúdelo, deséele buen viaje o dígale “Dios lo acompañe” porque quizá entre las hieleras que carga lleva un medicamento, una vacuna o una prueba covid-19 que puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte.