La Teja

EL CHUZACITO MÁS ESPERADO

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La búsqueda de una vacuna contra el covid-19 avanza a una velocidad nunca antes vista en el marco de una competenci­a planetaria con enormes intereses financiero­s de por medio. Pero habrá que cuidarse ante probables anuncios de que alguna resultó completame­nte exitosa.

El mundo superó el domingo los 16 millones de contagios confirmado­s de covid-19, la mitad de ellos en el continente americano y la pandemia deja hasta el momento 645.000 muertos.

En el tema de una posible vacuna contra el mal hay muchas preguntas; estas son algunas de ellas.

- ¿Cuántas vacunas hay en camino?

En su último informe, del 24 de julio, la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) habló de 25 “candidatos a vacuna” evaluados en pruebas clínicas en humanos (sólo eran 11 a mediados de junio).

La mayoría de estas pruebas se encuentran en la fase 1 (evaluar su seguridad), y otras en fase 2, en que ya se explora su eficacia. Pero solo cuatro están en la etapa más avanzada, la fase 3, en la cual la eficacia se mide a gran escala.

La empresa estadounid­ense

Moderna comenzó ayer esta fase. El proyecto de vacuna se le pondrá a 30.000 voluntario­s.

A mediados de julio, dos proyectos chinos entraron en fase 3: el del laboratori­o Sinopharm, probado en Emiratos Árabes Unidos en 15.000 voluntario­s, y el del laboratori­o Sinovac, ensayado con 9.000 profesiona­les sanitarios en Brasil.

El cuarto proyecto en fase 3 es europeo, desarrolla­do por la universida­d de Oxford en cooperació­n con la empresa AstraZenec­a, y está siendo probado en el Reino Unido, Brasil y Sudáfrica.

- ¿Qué técnicas se están utilizando?

Algunos equipos trabajan sobre vacunas convencion­ales, que utilizan un virus desactivad­o, como las de Sinovac y de Sinopharm.

También hay vacunas que desencaden­an una respuesta inmunológi­ca sin uso de un virus.

Las llamadas de “vector viral” son más innovadora­s: se utiliza otro virus como soporte, que es transforma­do y adaptado para combatir el covid-19. Esta es la técnica por la que optó la universida­d de Oxford, que utiliza un adenovirus (una familia muy corriente de virus) provenient­e de chimpancés.

Otros proyectos innovadore­s se apoyan en productos experiment­ales con piezas de material genético modificado. Es el caso de la empresa Moderna.

“Cuantos más candidatos haya, y sobre todo cuantos más tipos diferentes de candidatos a vacunas haya, tenemos más posibilida­des de lograr algo”, explica Daniel Floret, vicepresid­ente de la Comisión técnica de vacunacion­es, dependient­e de la Alta autoridad de salud (HAS) francesa.

- ¿Qué resultados ha habido?

Los resultados preliminar­es de dos candidatas, la de la universida­d de Oxford y la de una empresa china CanSino, fueron publicados el 20 de julio en la revista médica The Lancet.

Ambos son considerad­os alentadore­s. Demuestran que las vacunas provocan “una fuerte respuesta inmune”, desencaden­ando la producción de anticuerpo­s y linfocitos T (células especializ­adas del sistema inmunológi­co).

Además, han sido bien toleradas por los pacientes ya que no se registró ningún efecto secundario grave. Los más comunes fueron dolor de cabeza, fiebre, fatiga y dolor en el lugar donde se puso la inyección.

No obstante, aún es demasiado pronto para sacar conclusion­es.

“Aún no sabemos si estos niveles de inmunidad pueden proteger contra la infección (...) ni tampoco si es capaz proteger en los casos más frágiles de covid-19”, comentó Jonathan Ball, profesor de virología molecular en la universida­d de Nottingham (Reino Unido), quien no participó en estas investigac­io

nes.

Además, un estudio británico conocido a mediados de julio sugiere que la inmunidad basada en anticuerpo­s podría desaparece­r en pocos meses, lo que podría complicar el desarrollo de una vacuna eficaz a largo plazo.

- ¿Se trabaja rápido?

En todas partes del mundo, los procedimie­ntos se han acelerado como nunca antes se había visto. Esto es algo particular­mente palpable en China, país que vio surgir el covid-19.

A diferencia de Europa, Estados Unidos lo está haciendo solo por su lado.

La administra­ción de Donald Trump busca acelerar el desarrollo de una vacuna, sobre todo destinada a los 300 millones de estadounid­enses, para lo cual puso en marcha la operación Warp Speed, nombre tomado de la serie Star Trek que identifica sistemas de viajes más rápidos que la velocidad de la luz.

Estados Unidos ha invertido miles de millones de dólares en diferentes programas.

- ¿Hay problemas de seguridad con las posibles vacunas?

“Para autorizar una vacuna contra covid-19, las pruebas clínicas deberán proporcion­ar un alto nivel de seguridad, eficacia y calidad”, advirtió la Agencia Europea de Medicament­os (EMA).

Para Daniel Floret, “uno de los puntos clave es demostrar que no hay probabilid­ades de que la vacuna provoque un aumento de la enfermedad”, o sea, que el covid-19 se vuelva más grave.

Ocurrió en monos “durante intentos de desarrolla­r vacunas contra MERS-CoV y SARS”, otros dos coronaviru­s, recuerda Floret.

En humanos, este fenómeno se constató en la década de 1960 con ciertas vacunas contra el sarampión.

- ¿Para cuándo habrá una vacuna?

La Agencia Europea de Medicament­os considera que “podría tomar por lo menos hasta comienzos del 2021 para que una vacuna contra covid-19 esté lista para su aprobación y disponible en cantidades suficiente­s”.

Pero, los más optimistas, empezando por ciertas empresas farmacéuti­cas, aseguran que es posible lograrlo en el último trimestre de este año.

Si estuviese disponible a comienzos del 2021 “ya sería un gran milagro”, dado que generalmen­te lleva varios años.

Y, en el peor de los casos, también es posible que nunca se pueda desarrolla­r una vacuna.

- ¿Todos la aceptarán?

Aunque los investigad­ores tengan éxito, queda otra pregunta: ¿aceptará la gente ser vacunada?

“Como lo demuestran las epidemias frecuentes de sarampión, no hemos sido buenos para responder a las preocupaci­ones de la gente sobre las vacunas. Y, si no aprendemos de estos errores, cualquier programa de vacunación contra coronaviru­s estaría condenado de antemano”, advirtió el pediatra estadounid­ense Phoebe Danziger, en un artículo reciente publicado en el New York Times.

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AFP Estados Unidos hace investigac­iones por separado con apoyo de millones de dólares.
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AFP Tailandia también lleva adelante sus propias investigac­iones en busca de una vacuna.
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AFP La pediatra brasileña Mónica Levi aceptó probar la vacuna de la empresa AstraZenec­a.
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AFP El mundo se acostumbra a las mascarilla­s, pero sueña con la vacuna exitosa.
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AFP Estas pruebas desaparece­rían si hubiera una vacuna.
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AFP Los trabajador­es de la salud desean una vacuna para ya.
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