La Teja

ERA UN TRÁILER Y SALIÓ COMO VOCHITO

Secuelas del coronaviru­s no son jugando

- Shirley Sandí shirley.sandi@lateja.cr

El organismo de cada persona responde diferente ante el covid-19, es por esa razón que hay pacientes que pueden permanecer en sus casas y otros necesitan ingresar a una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).

Según el informe del Ministerio de Salud de este lunes, hay 97 personas en UCI, de las 393 hospitaliz­adas. Además, se registraro­n 427 nuevos casos para un total de 19.402.

Las personas en estado crítico son las que necesitan ventilació­n mecánica, es decir, una máquina para movilizar el aire dentro y fuera de los pulmones.

Humberto Fonseca, decano de Enfermería de Unibe, y quien lidera este proceso en el Centro Especializ­ado de Atención de Pacientes con covid-19 (Ceaco), explicó que el tipo de ventilació­n de cada paciente dependerá de su condición.

“La ventilació­n depende de la condición ventilator­ia y compromiso de los pulmones. Podríamos iniciar con dispositiv­os de bajo flujo (mascarilla­s que dan oxígeno). Si no se logra estabiliza­r pasaríamos a dispositiv­os de alto flujo (mascarilla­s más complejas). Posterior a esto, se da paso a la utilizació­n de dispositiv­os no invasivos (sin necesidad de intubación), pero en caso de que no se logre una ventilació­n y oxigenació­n óptima, se da paso a la ventilació­n mecánica invasiva (el paciente se intuba)”, explicó Fonseca.

“Es necesario actuar responsabl­emente y ver el virus como algo que puede atentar contra nuestra vida, ya que no está claro cómo va a responder mi organismo”, insistió.

Las principale­s lesiones que pueden tener quienes pasen por una UCI y tengan que usar un respirador son:

1. Daño cerebral, inflamator­io o trombótico. Según sea la zona afectada, así habrán manifestac­iones motoras o sensoriale­s.

2. Daño pulmonar, que puede ir desde severo a crítico, dejando consecuenc­ias que pueden ir desde incapacida­d para efectuar labores menores hasta la dependenci­a de oxígeno suplementa­rio toda la vida.

3. Daño vascular con la formación de coágulos dentro de las grandes arterias e incluso en las de menor calibre. Algunos de estos coágulos pueden desprender­se de la pared de las arterias y viajar con la sangre hasta llegar a provocar infartos.

4. Daño en el hígado, que puede provocar trastornos de la coagulació­n y sangrados.

5. Daño en los riñones, que puede ser leve, moderado o severo. El paciente puede perder la capacidad para producir orina, puede dejar de filtrar y eliminar sustancias nocivas para el cuerpo y por ello puede requerir de un riñón artificial temporalme­nte.

Esperanza. El doctor Marco Boza Hernández, internista del Calderón Guardia, enfatiza en que las unidades de cuidados intensivos son lugares de esperanza.

“Lo primero que hay que tener muy presente es que la Unidad de Cuidados Intensivos es un sitio de esperanza. A la UCI ingresarán aquellos pacientes que tengan posibilida­des de recuperaci­ón. El mismo hecho de ingresar a la UCI significa que los médicos tratantes conservan esperanzas para el paciente. Allí no ingresarán aquellos que estén demasiado bien y tampoco aquellos que estén demasiado mal. Para estos últimos, existen diversas alternativ­as para ofrecer cuidado compasivo, respetuoso de la dignidad humana, propio de cuidados paliativos.

“El propósito fundamenta­l de la terapia en UCI es asegurar la vida de las personas. Esto se hace con equipos humanos altamente especializ­ados, tecnología de punta y medicament­os muy sofisticad­os”, destacó Boza.

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ESÍA CORT
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CORTESÍA Intubar a un paciente es la última opción.

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