POTRERO QUEDÓ ATRÁS
Una estadounidense de 15 años llamada Presley Jilleanne Fachko se cambió de casa de Guanacaste a Alajuela para cumplir su sueño de ser jugadora del equipo femenino de Carmelita.
Sin embargo, la joven no ha podido debutar con las verdolagas por dos circunstancias en las que ella no tiene vela en el entierro, la pandemia y los reglamentos.
La muchacha es originaria de Alburquerque, Nuevo México y hace cuatro años se vino con su familia para playa Potrero en Guanacaste, donde jugaba con un equipo de la zona.
Una persona le tomó un video, porque la joven realmente destaca y esa grabación llegó a ojos del técnico carmelo, Carlos Avedissian.
Así se dio su vinculación al club verdolaga. En un principio, Presley viajaba los fines de semana desde Guanacaste hasta Alajuela, pero su madre decidió evitar tanta viajadera y se instalaron en Alajuela... pero se vino la pandemia.
El COVID-19 suspendió el torneo de segunda división hasta nuevo aviso y mientras la primera división puede utilizar a jugadoras menores de edad, la segunda tiene un límite de cinco futbolistas con esa edad y deben pertenecer a las ligas menores del equipo.
Aunque Presley pertenece a las ligas menores de Carmelita, todos los torneos femeninos de ligas menores están suspendidos y por lo tanto no está inscrita. Por eso, aunque la segunda reinicie, algo que no es seguro (nota aparte), ella no podrá participar.
“Es muy frustrante no poder jugar debido a mi edad en este momento. Pero mientras tanto, puedo trabajar para continuar desarrollando mis habilidades y poder mejorar”, dijo la estadounidense, que está aprendiendo a hablar español.
“Mis compañeras de equipo y yo estamos entrenando por Zoom en este momento y no podemos esperar para volver al campo juntas. Tenemos mucha suerte de entrenar con los técnicos Avedissian y Soto (Rafael, el asistente).
A la joven ya le indicaron que podrá jugar hasta la siguiente temporada y aunque está un toque decaída, le ilusiona que su sueño está cada vez más cerca.
“Estoy ansiosa por poder jugar y por volver al campo. Algunas de las cosas buenas que tengo es que soy muy rápida, tengo buen equilibrio, buen regate, buena lectura del juego y buen pase”, comentó.
Añadió que trabaja mucho en los remates, control de pelota y los centros.
Se adaptó. La muchacha dice que se acopló bien a la Ciudad de los Mangos y ya está recibiendo clases en el Instituto de Alajuela.
“Me inscribí en el noveno año en febrero antes de que el COVID-19 cerrara todo, ahora estudiamos en línea. Tengo muchas ganas de ver a mis amigos. Hice varios nuevos en el Instituto y también un novio. Les enseño mi idioma y me han ayudado con el español”, detalló.