La Teja

Golpe doble del covid-19

Un papá y su hijo murieron en la misma semana

- Rocío Sandí rocio.sandi@lateja.cr

El covid-19 golpeó duramente a una familia de Quepos, que en menos de una semana perdió a dos de sus miembros por culpa de ese virus.

Víctor Julio Mejías Vargas, de 88 años, y su hijo Arturo Enrique Mejías Madrigal, de 59, se contagiaro­n de coronaviru­s y perdieron la batalla.

Arturo Mejías (hijo de Arturo Enrique) contó que el primero en enfermarse fue su papá. El 5 de setiembre empezó con fiebre y dos días después tenía diarrea, dolor de cuerpo y dificultad para respirar, por lo que lo llevaron al hospital Max Terán Valls de Quepos.

“Ahí lo revisaron y lo mandaron para el CEACO, en San José. Un hermano mío, que es enfermero, estuvo con él mientras llegaba una avioneta a recogerlo, fue el último de la familia que pudo verlo con vida porque todo el tiempo que estuvo internado lo tuvieron aislado.

“Mi abuelo (don Víctor) empezó a sentir fiebre el 9 de setiembre y el 13 tuvimos que llevarlo al hospital porque tenía mucha debilidad. Del hospital de Quepos lo mandaron al México, donde murió el 19 , contó.

El señor tenía problemas circulator­ios en las piernas, era hipertenso, prediabéti­co y había superado el cáncer dos veces.

Pese al dolor de haber perdido al abuelo, Arturo dice que él y sus demás familiares tratan de aferrarse a los buenos recuerdos que les dejó.

“En medio de toda esta situación, he comentado con mis primos que mi abuelo tuvo una vida plena, le decíamos ‘Tuchi’ de cariño. Él fue muy alegre, siempre andaba cantando y le encantaba chinear chiquitos, disfrutaba mucho de sus nietos, sobrinos y bisnietos. Esos recuerdos bonitos son los que nos dan la fuerza para seguir adelante en momentos tan difíciles”, expresó.

Papá único. Arturo Enrique perdió la batalla este jueves 24 de setiembre. Él era diabético y padecía de presión alta, vivía con su esposa y con una hermana de ella, quienes le ayudaba a cuidar a don Víctor.

Las dos mujeres se contagiaro­n de covid-19, pero por fortuna sus síntomas fueron leves, por lo que no necesitaro­n ser hospitaliz­adas.

“En el 2002 yo sufrí un accidente que me dejó con una discapacid­ad, tengo que usar silla de ruedas para movilizarm­e. A raíz de eso yo estuve internado y me han hecho un montón de operacione­s, mi papá estuvo conmigo en todo ese proceso y hasta hace año y medio viví con él, siempre fuimos muy unidos y realmente fue muy duro para mí no poder acompañarl­o de cerca en esta enfermedad como él siempre lo hizo conmigo.

“Él era un taxista conocido en Londres de Quepos, siempre andaba con una buena actitud. Me llevaba a todo lado porque hasta en el proceso judicial por el accidente me apoyó. También fuimos a pasear a Panamá y a Nicaragua en carro, fue un papá único”, contó Arturo.

En su estadía en el CEACO, Arturo Enrique estuvo intubado y sedado, por lo que no pudieron hablar con él ni siquiera por teléfono. Él murió sin saber que su papá había perdido la batalla con el coronaviru­s.

Estamos aferrados a los recuerdos bonitos que tenemos de ellos para seguir adelante en medio del dolor”. Arturo Mejías Hijo y nieto de los fallecidos

Faltó el adiós. El hijo y nieto de los fallecidos dice que algo muy duro de perder a un familiar por el coronaviru­s es no poder darle la despedida que se merece.

“Mi papá y mi abuelo estuvieron internados sin que pudiéramos ir a verlos. Cuando murieron solo una persona pudo ir a reconocerl­os y eso es muy duro.

“Decidimos cremar a mi abuelo y a mi papá. Las cenizas de mi abuelo quedaron en llevarlas a la casa este viernes y ya nos entregaron el cuerpo de mi papá”, agregó.

La idea de la familia es hacer un funeral compartido para sus dos seres queridos. Dicha despedida será en Quepos.

Rocío Rodríguez, sobrina de Víctor y prima de Arturo Enrique, asegura que el dolor que están enfrentand­o es enorme.

“Fue muy duro saber que los dos se enfermaron en tan poco tiempo y que perdieron la vida. El tener que cumplir con las medidas sanitarias y que ni siquiera se pueden velar los cuerpos, lo complica todo y aumenta el dolor, solo queda pedirle a Dios fortaleza”, dijo la allegada.

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AFP AFP 237 personas luchan por su vida en una unidad de cuidados intensivos. 812 personas han muerto en el país por el coronaviru­s.

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