La Teja

“YA NO TENGO LÁGRIMAS”

VIDA DE PAPÁS CAMBIÓ EN SIETE DÍAS POR ENFERMEDAD DE BEBITA

- Rocío Sandí rocio.sandi@lateja.cr La pequeña estaba bien hasta hace una semana. CORTESÍA DE CARLOS VALENCIANO

Carlos Valenciano y su esposa, Carolina Varela, están aferrados a Dios y a los médicos del hospital de Niños ya que su bebé Mariángel, de diez meses, está muy malita.

A esta pareja de Golfito la vida le dio un vuelco en apenas una semana. De tener una vida tranquila pasaron a ver a su niña internada y conectada a máquinas. “Ya no tengo lágrimas”, dice el padre.

“Mi familia pasa por momentos muy duros, pero en medio de todo este dolor hemos visto la mano de Dios en muchas personas. Nos han escrito y no solo de Costa Rica, hay gente de Panamá, Honduras, Guatemala, Estados Unidos y hasta de las islas Canarias (España), que conocen el caso de mi hija y están orando por ella. Eso nos llena de esperanza”, aseguró.

La preocupaci­ón y las carreras empezaron el 1 de octubre, cuando Mariángel tuvo una fiebre que los preocupó mucho.

“Le empezamos a dar cataflán y así estuvimos hasta el domingo (4). Cuando la fiebre aumentó a unos 38 grados llamé a un amigo médico y me recomendó que la lleváramos al hospital de Golfito y pidiera que la atendiera un pediatra.

“Después del mediodía la llevamos, pero nos dijeron que el procedimie­nto era que la viera un médico general y él valoraría si era necesario que la viera el pediatra. El doctor que nos atendió le preguntó a mi esposa qué tenía Mariángel y ella le dijo que había estado vomitando y que estaba flojita de la panza. Sin revisarla bien dijo que tenía un cuadro viral intestinal, le mandó un supositori­o y acetaminof­én y nos dijo que la lleváramos a la casa”, relató.

Horas después la bebé empeoró, la fiebre llegó a 40.2 grados. Carlos volvió a llamar a su amigo doctor y este le dijo que se llevara la chiquita de inmediato para el hospital y pidiera nuevamente que la atendiera un pediatra.

Así lo hizo, pero afirma que se lo negaron. Atendió a la chiquita el mismo doctor de antes.

“Le hicieron un examen de sangre y el médico dijo que todo se veía bien. Insistió en que era un cuadro viral y dijo que debíamos esperar que los medicament­os hicieran efecto y nos mandó para la casa”.

Cuenta que en la noche le estuvieron poniendo a la bebé pañitos de agua para fría y amaneció un poquito mejor.

“El lunes me fui a trabajar y cuando regresé, pasadas las tres de la tarde, mi esposa me dijo que le estaba subiendo la fiebre de nuevo a la bebé y volvimos a llevarla al hospital”, recordó.

Pidieron otra vez que la revisara un pediatra y por tercera vez se negaron, sostiene. La examinó una doctora de guardia, le hizo una revisión más profunda y dijo que Mariángel tenía infección en los oídos y en las glándulas y le mandó medicament­os, entre ellos un antibiótic­o.

Más grave. “Cuándo íbamos de camino a la casa empezó a vomitar y a convulsion­ar. Llegamos a la casa con la esperanza de que mejorara, pero no. Volvió a convulsion­ar y por cuarta vez la llevamos al hospital. Nos atendió un doctor de apellido Ledezma y le pedí que por favor dejara a mi chiquita en observació­n porque ya mi esposa y yo estábamos desesperad­os, él sí nos escuchó”.

Cuenta el papá que a esas alturas ya Mariángel no tenía fuerzas ni para llorar. “Apenas se quejaba y tenía la mirada perdida. La dejaron internada y mi esposa se quedó con ella. Yo me fui para la casa porque al otro día tenía que ir a trabajar, pero a las 4:30 de la mañana del martes Carolina me llamó y me dijo que habían intubado a nuestra hija y que la iban a mandar en avioneta para el hospital de Niños”.

Ya entonces la había visto una pediatra y todo hacía pensar que tenía meningitis.

La pareja hizo el viaje por tierra hasta San José.

“El miércoles (7) en el hospital de Niños le hicieron un TAC y no detectaron mayor cosa, pero sabemos que está mal porque no reacciona, ni siquiera respira por sí misma. La llevaron al hospital Calderón Guardia para hacerle una resonancia magnética y el diagnóstic­o es que tiene una encefaliti­s necrotizan­te, un problema cerebral grave. Los médicos nos han dicho que hasta es posible que no sea la misma niña de antes, podría quedar con secuelas.

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CORTE SÍADE CARLO S VALEN CIANO Marían gel vive papás con sus ydos mayor herma esde10 nos y 15 años.

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