No hay pero que valga
no sé si a usted le pasa lo mismo que a mí, pero tengo unas ganas que sea 31 de diciembre y no precisamente para pegarme la última juma del año, más bien para que vaya jalando este 2020, sabemos que el 2021 probablemente tenga dificultades muy similares con el covid-19, los huracanes y en lo económico, pero al menos no va a venir con ese estigma, esa cruz, ese color del año de la mala suerte, que sin duda ha sido de los más “piores” para todos. Un año más salado que comerse el último maní de la bolsa. Y contando los últimos días del calendario llegan las etapas finales del campeonato de la primera división de fútbol.
Y vaya que ha costado lograr terminarlo, entre crisis económica, jugadores contagiados de coronavirus y suspensión de partidos. esto ha sido como el carrito de mi tata, que a puras ganas y a punta de empujones de buena voluntad llega a su destino. Algo así han hecho la Unafut, la Fedefútbol, la caja, los patrocinadores, la prensa, y por supuesto los clubes.
¿cuál equipo será el campeón nacional? Pues el que llegue mejor preparado físicamente, que tengan la convicción de alzar la copa dejando el último respiro en cada jugada, el que ponga menos pretextos.
Ganará el que proponga más fútbol y meta más goles, ese que no espera que le piten un penal para ganar, así como el jugador que tenga más entereza para afrontar la responsabilidad de jugar finales. los jugadores pechos fríos, esos sin sangre, que solo le juegan bien a los equipos más débiles del torneo, los que le ponen peros al estado de la cancha o la mala iluminación del estadio no podrán ante el futbolista todoterreno, porque ese será el que levantará la copa de campeón.
En la finalización de este apocalíptico año de la rata de metal, que ocurre cada 60 años según el calendario chino, me queda todo claro porque este año ha sido tan difícil.