“El 2020 me ha dicho: ‘mae, relájese’”
Una cena con sus amigos de Nueva Jersey, un intercambio de regalos y la visita de sus papás. Así pasó la Navidad la jugadora tica Raquel Rodríguez, quien no pudo venir al país para estas fiestas de fin de año.
La volante, de 27 años, comentó que los trámites para obtener la “green card” (residencia estadounidense) le impidieron venir a Costa Rica para disfrutar las fiestas con sus papás Grettel y Sivviani y con su hermano Sivviani.
“Es la segunda vez que paso el fin de año fuera del país. La primera vez hicimos un viaje en familia hace algunos años. Tenía la intención de ir a Costa Rica, pero con la pandemia estos trámites duran toda la vida”, dijo Rocky.
Cuando la legionaria no está jugando con el Portland Thorns FC, de la National Women’s Soccer League (NWSL) de Estados Unidos, se va a Nueva Jersey, donde comparte con unos ticos que le dan posada.
“Desde la universidad Dios puso a personas que cuidan de mí y cuando empecé a jugar con el Sky Blue de Piscataway de Nueva Jersey conocí a un grupo de ticos que, cuando necesitaba algo, me ayudaba. Es la familia con la que cuento en Estados Unidos”, dijo.
Para recibir al 2021, Raquel comentó que tendrán una actividad en casa y sus papitos volverán al país el 3 de enero.
“Me sentí sola”. Raquel llegó a la ciudad de Portland, en el estado de Oregón, en marzo de este año, para incorporarse a su nuevo equipo.
“Cuando empezó la cuarentena teníamos que seguir entrenando en casa, el club nos enviaba los ejercicios, nos daba los implementos para hacer ejercicios. Creo que el ejercicio me ayudó para mi salud mental.
“A veces no sabía si era jueves o viernes, fin de semana o qué día, trataba de hacerme un horario por día, sino me desordenaba muy fácil”, recordó.
Rocky confesó que no ha podido conocer la ciudad en donde vive actualmente.
“Me falta conocerla bien, se puede ordenar comida en algún sitio, pero uno no puede quedase en el lugar. En otro momento me han contado que el estadio Providence Park se llena para ver al equipo femenino, eso no lo he vivido y me falta experimentarlo, porque es atípico que un estadio se llene para apoyar un equipo femenino”, aseguró.
La volante contó cómo se la ha jugado en este año, en medio de la pandemia.
“El 2020 para mí ha sido relativo, no me puedo quejar de mucho, porque no perdí el trabajo, no me tocaron el salario, fue una temporada diferente y tuvimos un par de torneos en el año.
“Donde más me pegó fue en lo psicológico. Cuando empezó la cuarentena en Portland, no conocía a la gente, venía llegando, las jugadoras se iban a sus casas y yo me quería ir a Nueva Jersey, pero no me podía mover, me sentí sola, mis compañeras me mandaban mensajes, éramos varias en la misma situación”, expresó.
Aprendizaje. Para Rocky, trabajar su salud mental fue clave.
“Soy una persona que está en constante aprendizaje, siempre quiero crecer, me gusta aprender, me considero una persona que estudia la vida y aproveché este tiempo para hacer algo que de otra forma no lo hubiera podido hacer.
“En marzo aprendí a tocar el piano, es un hobby que descubrí y que me gusta mucho, siempre he dicho que soy una música frustrada”, aseguró.
¿Qué enseñanza le dejó el año de la pandemia?
“A tomarme la vida de una forma más relajada, no tan estresada. Tiendo a ser muy diligente y eso me hace ser impaciente, el 2020 me ha dicho: ‘mae, relájese’, lo que tenga que pasar, pasará en su momento”, afirmó.
Su estilo de vida no cambió tan bruscamente, porque se considera una persona casera.
“Hay que acostumbrarse a la nueva normalidad. Ahora será más limitado para pasear y acá, cuando la gente escucha información de una nueva ola, se preocupa más y hasta compra cosas para guardar”.